Cumbre hispano-alemana

LA CUMBRE hispano-alemana, en su decimonovena edición, se celebró ayer en nuestra ciudad, con la presencia y participación en cada una de las dos delegaciones nacionales de cinco ministros. Los presidentes de los dos gobiernos, José Luis Rodríguez Zapatero y Gerhard Schröder, auxiliados como digo por los titulares de las careteras ministeriales que tenían algo que decir o escuchar, escenificaron ayer en León, en el marco siempre incomparable del Hostal de San Marcos, una gran cordialidad. La sintonía fue plena según testimonios de quienes vivieron en directo el encuentro. Se acordó aumentar la cooperación militar que había congelado en su día el entonces presidente José María Aznar, flexibilizar el pacto de estabilidad de forma que, cuando la situción lo requiera, podrá aumentarse el déficit de los Estados. En lo referente a los fondos estructurales, acordaron seguir trabajando y negociando para que países como el nuestro, España, no dejen de percibirlos bruscamente con la incorporación de los nuevos socios. En resumen: total normalidad y cooperación entre España y Alemania, y decisión común para trabajar codo con codo en pro del futuro de la Unión Europea. Exactamente lo contrario de lo que se pretende desde el principal partido de la oposición. Desde el Partido Popular se está intentando trasladar una visión catastrofista. En colaboración con una parte del Espiscopado que se presta a ello, monta enfrentamientos contra el Gobierno español. Ahí está la invención de la campaña contra la eutanasia. Han retrasado su acoso en una semana. Por lo visto, no llegaron a tiempo a las parroquias los ocho millones y medio de desplegables, traducidos en castellano, euskera, catalán y gallego, con el eslogan: «Toda una vida para ser vivida». Algunos obispos se han pasado. Aprovechando el éxito de la película de Amenábar, «Mar adentro», se han sacado bajo el solideo la invención de la campaña contra la eutanasia. Es insólito, sobre todo, porque no existe ningún proyecto de ley en marcha, ni su implantación consta en el programa socialista para esta legislatura. La bronca que están intentando algunos obispos, en sitonía con el ala dura conservadora, es totalmente artificial y sin ningún sentido. Hay quien asegura que estos obispos -no todos, por supuesto- están adelantádose a la negociación que habrá de llevarse a cabo el año próximo sobre la financiación de la Iglesia Católica. En todo caso, en un país con la experiencia histórica de España, deben tener también presente que la convivencia exige tolerancia por parte de todas las corrientes ideológicas y confesionales. Y volviendo a la cumbre hispano-alemana. Algún malpensado recordaba a los enviados especiales de los dos países la ausencia del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, de «viaje económico y empresarial» en Seattle (Estados Unidos). La verdad es que el presidente autonómico no tenía bola que jugar en la cumbre. Si acaso, sólo acudir por pura cortesía. Su viaje a Seattle no puede, de ninguna manera, ser interpretado como un desaire, aunque no hayan faltado comentarios en ese sentido.