DESDE LA CORTE
El sueño del lendakari
ME CONFIESO desorientado. Perdido en el oleaje de la opinión publicada. Observo un vapuleo constante, duro, incluso histriónico, al nacionalismo vasco. Hay veces que lo gana a pulso, pero no siempre. Y, desde luego, me parece injusto, simplificador y políticamente poco acertado esto que ocurre: cada vez que un dirigente abre la boca, cae sobre él una lluvia de improperios, sin el menor esfuerzo de comprensión de sus posturas. Digo comprensión, en el sentido de tratar de entenderlas, que supongo que es la vía racional de lograr la convivencia bajo el mismo techo. Una cosa es la discrepancia, y otra la práctica constante de la descalificación, pórtico de la marginación. Ocurrió con el «sueño» de Ibarretxe de ver algún día a Batasuna en los ayuntamientos vascos. Esa frase ha sido utilizada por alcaldes, políticos profesionales y columnistas para situar al Lehendakari en el bando de los asesinos; para apuntar que el Rey está con las víctimas, mientras el jefe del gobierno vasco está con quienes ponen las bombas. A casi nadie se le ocurrió pensar algo más elemental: que es lógico que un jefe de gobierno busque la normalidad de su territorio; o que es una noble aspiración que Batasuna deje de apoyar la violencia y, por tanto, y en aplicación de la Ley de Partidos, pueda volver a las instituciones. Claro: aceptar eso como hipótesis, como simple hipótesis, significaría ser condescendiente con un nacionalista. Pues sigan así, señores. Por cada insulto que ayer dirigieron al lendakari por defender a Batasuna, ¿saben lo que han hecho? Darle más votos. Ibarretxe y su partido no andan buscando votos en los huertos de los partidos Popular o Socialista. No pierden el tiempo en eso. Los andan buscando en las filas de Batasuna, que se encuentran políticamente huérfanas, sin una referencia electoral. Y están ahí, buscando un liderazgo que les atraiga y los gane. Ibarretxe se lo ofrece, al ser el defensor de su causa, con frases más o menos ambivalentes. Con razón o sin ella. ¿Y saben lo que el Partido Nacionalista Vasco quiere hacer con esos votos? Ganar la mayoría absoluta. Como convertirá las elecciones autonómicas en un plebiscito sobre el Plan Ibarretxe, tal mayoría absoluta será el argumento que les permitirá decir que ya hay un número suficiente de vascos que dan su visto bueno al plan soberanista. Eso es lo que está en juego. Mejor dicho: es la posibilidad que se abrió el día que la decencia política ilegalizó Batasuna. Había que hacerlo, sin duda. Era una parte de la lucha contra el terrorismo. Pero el riesgo apuntado está ahí. Ibarretxe y su partido son los únicos que lo saben y pueden aprovechar. Y los críticos, lamentablemente, reman a su favor. Miopes.