Falso debate

ES COMO una comedia de enredo. Levantado el telón comparece en escena la Fundación Villalar, cuyo objetivo prioritario es el fortalecimiento de la identidad castellana y leonesa. Tengo un amigo que está empeñado en colgar de la red la palabra castellanoleonesidad. Me cuesta pronunciarla. En su primera actuación, la Fundación publica un libro - Castilla y León, el proceso autonómico , del profesor Mariano González Clavero- que hiere profundamente la sensibilidad que existe, no sólo en los votantes de la UPL, sino también entre militantes populares y socialistas. No olvidemos que es un sentimiento político transversal. El Ayuntamiento de León, con la abstención de los ediles populares, aprobó una moción manifestando su disconformidad con el contenido del libro. Además le añadió la sal gorda y retórica de declarar persona non grata al autor y pedir a la Fundación Villalar la retirada de los ejemplares. Es decir: utilizó la misma sal gorda con la que se está sazonando el tema del Archivo Histórico de la Guerra Civil de Salamanca. Hasta ahí ocurrió lo siguiente: la Fundación Villalar consiguió irritar a los leoneses, todo lo contrario de lo que pretendía. Y a partir de ahí, otros actores se subieron al escenario. Según publicó este periódico el viernes, se han emitido dos manifiestos. Uno de profesores de la Universidad de León que entran en el debate de fondo con argumentos escasamente académicos, más bien políticos, y otro de diferentes univesidades, que sin entrar en el fondo del asunto, defienden la libertad de expresión y de cátedra del autor del libro y de su publicación, dado que además se trata de una tesis doctoral. Unos cuentan churras y otros merinas. No hay un verdadero debate académico sobre el asunto de fondo, pero aparenta ser un falso debate entre académicos. Lo paradógico del asunto es que los contrarios a la tesis del profesor vallisoletano le han hecho el enorme favor de publicitar su obra, difundirla y, posiblemente, vender más ejemplares. Quizá más que cualquier otra. Una tesis doctoral jamás ha estado, y dudo que alguna vez lo consiga, en el ránking de libros más vendidos. También es paradógico que, sin pretenderlo, los autores del otro manifiesto estén haciendo conscientes a profesores de otras universidades de que en León existe un problema político identitario. En síntesis: el debate no se centra y los resultados, hasta ahora, son contarios a lo que pretenden los participantes. La constitución de la Fundación Villalar levantó profundos recelos en León. De hecho, ni el Ayuntamiento ni la Diputación se sumaron a su puesta de largo. Su primera actuación, lejos de sedar sentimientos, los ha crispado más. Para el leonesismo, la fundación que preside el titular de las Cortes de Fuensaldaña, una vez más confunde los intereses de Valladolid con los del resto de la comunidad. Y ya fuera de guión. Hay otra comedia de enredo en torno al pacto de gobierno en el Ayuntamiento de León. Todo apunta a la continuidad del actual, previa salida de José María Rodríguez de Francisco de la escena en la que ha permanecido como actor protagonista casi un cuarto de siglo. Una salida que apunta alto. Tendrán que explicarlo muy bien. Y justificarlo. Los leoneses, pese a su ancestral sentido del mercadeo, no toleran ser moneda de cambio.