EL BALCÓN DEL PUEBLO
Precipitación
PATRONOS y titulares de cámaras de comercio de León, Zamora y Salamanca, se reunieron en nuestra ciudad para analizar el cumplimiento del Plan Especial para el Oeste de Castilla y León. Un Plan comprometido por el presidente del Gobierno tras el Consejo de Ministros celebrado en León el pasado verano y que tendrá una vigencia de cuatro años, esto es, la totalidad de la legislatura. Una legislatura imposible de cumplir su mandato. No hay Gobierno que soporte la presión negociadora, estando en minoría, durante cuatro años. Sólo lo logró Aznar, previo pacto con nacionalistas catalanes y vascos. Los regó. Como único dato positivo visiono el acuerdo para crear una comisión de seguimiento y vigilancia. Todo lo demás, incluido el sanedrín celebrado en León, cae en la precipitación. Ni siquiera se han aprobado los Presupuestos Generales del Estado. Sólo ha comenzado la negociación. Es tiempo de chantajes. Cuando llega la hora del gran reparto, todos se arremolinan alrededor de la tarta del Estado, esperando llevarse el mayor trozo. De la voracidad y cainismo da una idea lo manifestado por el presidente de ERC, Carod Rovira: «El valenciano no existe. Si un ministro no lo dice antes del día 22, no apoyaremos los Presupuestos». En León nos suena esa trompetería. Admiten los patronos y responsables de las cámaras de comercio que han puesto el carro delante de los bueyes. Es muy pronto para hacer una valoración. Sin embargo, aventan «más sombras que luces» y no son optimistas. Sospechan que las intenciones del Ejecutivo dejarán numerosas áreas sin dotación en los Presupuestos. De momento sólo queda esperar. Una espera vigilante. La última visita del ministro de Industria, Comercio y Turismo, José Montilla, ha rebajado la esperanza. No dijo nada. O mejor dicho: nada de nada. No abordó aquí, primera provincia española minera, el nuevo plan del carbón, ni adelantó el mínimo atisbo sobre el Inteco (Instituto Nacional de Nuevas Tecnologías de la Comunicación), o sobre la Ciudad de la Energía, con sede en Ponferrada. Montilla no escuchó a los sindicatos, ni a la patronal, ni a las cámaras. La oposición centró sus críticas en una frase socorrida: «Vino a hacerse la foto». No le falta razón, por más esfuerzos que se hagan desde el bando socialista para un lavado político. El Plan Especial para el Oeste de Castilla y León sigue intacto en sus enunciados. Otra cosa es si en la primera cuadratura de los Presupuestos Generales del Estado, o sea, los del 2005, no se cumplen las expectativas, tanto para luchar contra la despoblación, potenciar el desarrollo rural -un aplauso a la cooperativa Vega-Esla y su proyecto de construcción de la central lechera en Toral de los Guzmanes-, el medio ambiente o los programas en materia de turismo, patrimonio y cultura. De política industrial e infraestructuras de hierro y brea. De ese sueño con valor añadido que supone el I+D+i. O la culminación de una red sanitaria. Y la política de seguridad ciudadana, de vivienda y justicia. Los patronos y presidentes de cámaras de comercio harán bien en ejercer de vigilantes. Lo que cabe denunciar, quizá por su estado de ansiedad, es que han dado el primer brinco cuando todavía no hay río.