EL BALCÓN DEL PUEBLO
Esquí y oso pardo
HAN SALIDO en tromba, como cuando la selección de fútbol, en los tiempos de Zarra y Ramallest, encarnaba la furia nacional. Los ecologistas de toda España han elevado su protesta generalizada contra la sentencia del Tribunal Constitucional. Un fallo para ellos inquietante. Entrega la gestión de los parques nacionales a las comunidades autónomas. La protesta muestra bien a las claras la desconfianza creciente que existe en muchos sectores de la sociedad frente a los nuevos centralismos autonómicos. Unos centralismos que, además, lo son tanto o más que el anterior de Madrid. Por lo que se refiere al Parque Nacional de Picos de Europa, compartido entre tres comunidades autónomas, el tema se vuelve extremadamente peligroso. Las tres comunidades -Asturias, Castilla y León y Cantabria- no se ponen de acuerdo. Por fas o nefas, cada cual tiraba de su ramal. Se supone que, a partir de ahora, la gestión será cada vez más diferenciada En una autonomía se podrá cazar, en la otra pescar, y en la otra las dos cosas a la vez. Es decir, que de Parque Nacional único cada vez quedará menos. Y de gestión coordinada, nada. Coincide esta sentencia del Tribunal Constitucional con el pronunciamiento del Ministerio de Medio Ambiente sobre San Glorio y la posibilidad de construir la estación de esquí. El departamento quedirige Cristina Narbona no tiene pito que tocar en elsunto. Se ha limitado a dar respuesta a una consulta. Y ha sido negativa. Desfavorable a construir la estación, por cuyas pistas resbalan los deseos. Argumenta que en la Cordillera Cantábrica existe una población de oso pardo, estimada en 25 ejemplares. Es la especie animal más amenazada del mundo. Quizá Paco Purroy también lo ratifique. Su conservación es prioritaria. El ministerio anticipa que «si los promotores no establecen las medidas correctoras adecuadas», la estación podría dificultar la comunicación entre los territorios oseros de Palencia, León y Cantabria. El Ejecutivo central dixit. Pero la decisión final -autorizar o no el proyecto- recae exclusivamente en la Junta. La Diputación, principal impulsora de San Glorio, por boca de su presidente, Javier García-Prieto, ha replicado que «puede ser compatible con todas las figuras de protección». Progreso y medio ambiente no tienen por qué ser incompatibles. Eso es lo que ha venido a refrendar, con acierto, el titular de los Guzmanes. También son zonas oseras Leitariegos y San Isidro y no constituyen una amenaza. Item más: el oso pardo no tiene actividad en invierno. Consume la energía acumulada en primavera, verano y otoño. En último extremo: si hay que elegir entre el oso y el hombre, yo también prefiero salvar al hombre, aunque pelearía hasta la extenuación por compatibilizarlo. San Glorio puede ser el último clavo al que se agarren los ciudadanos de la zona. La desconfianza de los ecologistas está en las directrices de las comunidades autónomas, no en los proyectos bien concebidos. Están escamados. ¿Cómo no desconfiar de una administración regional capaz de autorizar la ampliación de una cantera en el entorno de Las Médulas?