Diario de León

DESDE LA CORTE

La guerra de los obispos

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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¿HA ESTALLADO la guerra entre la Iglesia y el gobierno? Aparentemente, sí. Incluso hay quien exagera los términos y habla, sin matizar, de una seria confrontación entre el gobierno y los católicos. Varios obispos, que llegaron a utilizar la palabra «persecución», han sembrado la alarma y han creado un clima de conflicto que no tiene precedentes en todo el periodo democrático. A su vez, algunos altos cargos gubernamentales de acreditada incontinencia verbal han echado leña al fuego con alusiones a la financiación de la Iglesia y a la construcción de un estado laico. Todo ello produjo la impresión de que estamos ante un conflicto de imprevisible gravedad. Ese clima hace especialmente interesante el plenario de la Conferencia Episcopal que ayer se inauguró. Es la ocasión para medir la intensidad de la «guerra» y hasta dónde llegará la resistencia de la jerarquía a las reformas sociales que el Gobierno ha anunciado. La expectación no ha sido defraudada. El Nuncio de Su Santidad, lejos de su función diplomática, se ha convertido en agitador de los obispos con sus opiniones doctrinales. Y el presidente de la Conferencia, monseñor Rouco Varela, hizo un repaso de los agravios que están recibiendo como pastores. Después de esas pláticas, ya sabemos con detalle qué enfrenta a ministros y obispos. No parece que en la cúpula eclesiástica se vea perseguida, como se ha dicho. Pero sí hay una larga lista de quejas por las reformas del Gobierno. Una es razonable, porque afecta a su apostolado: la enseñanza de la Religión. Otra, comprensible, porque choca con la concepción religiosa del matrimonio: las bodas gais. Una tercera tropieza con la ciencia: la oposición al uso científico de células madre. La cuarta se enfrenta a la modernidad, porque ni el Partido Popular les seguirá: las mayores facilidades para el divorcio. Y la quinta es ponerse la venda antes que la herida: ni la eutanasia ni un nuevo supuesto de aborto serán aprobados esta Legislatura. Así queda el patio. Cuestiones de conciencia contra reformas llamadas «progresistas». Pero hay dos aspectos especialmente llamativos. El primero, que el pueblo español parece haberse pronunciado, y las encuestas son mucho más favorables al Gobierno que los señores obispos: mantiene el mismo respaldo político que hace ocho meses. Y el segundo, que, siendo materias tan sensibles, apenas haya habido contactos a alto nivel. El gobierno, que tanto predica el diálogo, no ha convocado a la jerarquía a sentarse y explicarle sus intenciones. Parece que se siente cómodo en este conflicto. Pues que no se equivoque: el voto católico no es tan beligerante como suponen los obispos; pero tampoco tan aséptico como para no reaccionar.

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