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Publicado por
LUIS DEL VAL
León

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SABER PERDER no es fácil. Saber perder, además, cuando todos los pronósticos te señalaban como favorito, lo es aún menos Y el PP perdió el campeonato de las elecciones, en el último minuto y, es probable, que a causa de un penalti en contra. Pero perdió. Ya ha comenzado otro campeonato de Liga de las Elecciones, que se dirimirá mucho antes de tres años, seguro, y el PP en general, y Zaplana en particular, siguen vagando en la melancolía de lo perdido, en la nostalgia de lo arrebatado, en la saudade de lo que debería de haber sucedido y no sucedió. Bien, están en su derecho, y a lo mejor es la terapéutica más adecuada al estado de ánimo colectivo, pero si el enfermo quiere ser dado de alta debe recordar que de la mela ncolía se pasa a la maniacomelancolía. A los melancólicos no les vota nadie, porque el personal, sospecha, y con razón, que pueden recaer y ponerse lánguidos, que es el peor estado de ánimo para gobernar. O el PP acaba con su melancolía o la melancolía va a devorar al PP, y cuando vengan las próximas elecciones, que van a venir mucho antes de lo que parece, el PP puede estar interpretando al piano, violín y viola, una sonata a la añoranza, que no es lo más apropiado para enardecer en los mítines. Ítem más, se observa que algunos elementos pueden evolucionar de la melancolía al resentimiento y eso ya requiere hospitalización electoral y esperar una oportunidad para dentro de seis años, u ocho, en el peor de los casos. La gente siente simpatía por los aspirantes, pero desconfía de los derrotados, sobre todo si se les nota una fuerte vocación para no dejar de serlo. Y los melancólicos tienden recrearse en la desgracia.