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Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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LLEGÓ CHÁVEZ, y se animó la fiesta. El coronel, le llama el Partido Popular. Ha traído a nuestro país el sentido tumultuoso de la política. Todo lo que hace, lo hace en medio del tumulto y el exceso verbal, como corresponde al último dirigente populista, levemente fascista, totalmente demagogo: el homenaje a las víctimas del 11-M, la presencia en la universidad, sus visitas turísticas. Si las aclamaciones que provoca a su paso son naturales, estamos ante un líder indiscutible: le quieren hasta los venezolanos que sufren la emigración. Si son artificiales, hay que reconocer que tiene un magnífico equipo de agitación. Para la política y la economía españolas, su visita ha sido la entrada de un elefante en una cacharrería. Si se hubiera buscado una fecha impertinente, no se hubiera encontrado una peor: cuando nuestro país trata penosamente de rehacer amistades con Estados Unidos, aparece por aquí, con todos los honores, el último aliado de Fidel Castro y declarado enemigo del «imperialismo yanqui». Cuando el ministro Bono no ha terminado de convencer a Washington de la inocencia de sus palabras sobre el final de nuestra «sumisión», viene Chávez y dice lo mismo: «¡Qué felicidad ver a una España libre e independiente!». Y, para alentar todavía más a la Casa Blanca y otros aliados occidentales, califica nuestra política exterior como «revolucionaria». Una joya de visita. Zapatero, pese a todo, está feliz a su lado. No todos los días se reciben esos elogios de un jefe de estado. No todos los días saluda a dirigentes aplaudidos por la masa obrera, la izquierda de la pancarta y el rojerío que insulta a Bush en la manifa. Las fotos muestran a ambos sonrientes, distendidos, encantados. Tuvieron tanto que hablar en su entrevista, y fue tan apasionante y entretenida la conversación, que Chávez olvidó que tenía una reunión con empresarios y los dejó plantados: ¡el dinero puede esperar! Para no mirar el reloj, ¿cuál habrá sido el tema? ¿El encargo de un buque a la factoría de Fene, que tanto se rumorea? Se hubiera sabido. Debieron hablar del golpe de estado de abril de 2.002, aquel que por lo visto apoyó el perverso Aznar, que ahora vemos que no hizo una buena. Otro favor de Chávez al «buen rollito» español. Pruebas co ntra Aznar, no hay muchas: sólo un encuentro «raudo y veloz» del embajador español y el americano. Pero, ¿qué falta hacen? ¿Qué falta hacen, si tenemos a Moratinos? Otro que tal baila. Su altísimo sentido de la diplomacia lo lleva a hacer esa acusación, que Chávez no hace más que rematar. El Partido Popular, claro, se ha cabreado muchísimo. Rajoy está que echa las muelas. No se preoc upe, Mariano: con visitas y ministros así, no hace falta oposición.