Diario de León

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HACE MIL años, la «Rus de Kiev» -lo que hoy llamamos Ucrania- fue madre de lo que con el discurrir de los años acabaría llamándose Rusia. Siglos después (XVI-XVII), para defenderse de los tártaros, los rusos organizaron en la región de Jarkov diversas líneas fortificadas implantando un sistema de colonos-soldados para defender el territorio; algo parecido habían hecho los austriacos para defenderse de los turcos en lo que hoy es Croacia. Este tipo de asentamiento que en español conocemos con el nombre de «marca», en ruso se denomina «Ukraina». Es el origen moderno de lo que desde Moscú siempre fue conocida como Pequeña Rusia. Sin conocer la historia es difícil comprender algunas de las derivadas de la política actual. Tenemos un ejemplo en la formidable crisis política por la que atraviesa Ucrania tras las elecciones presidenciales del pasado domingo en las que oficialmente ha sido proclamado vencedor el candidato oficialista Víctor Yanukovich. La oposición que encabeza Víctor Yuschenko no acepta el resultado y ha denunciado el fraude. La UE, la OSCE, y también, el Departamento de Estado norteamericano se han sumado al rechazo y exigen al presidente Leonid Kuchma que repita el proceso. La situación en Kiev es tensa. Yuschenko, es partidario de unir Ucrania a la Unión Europea y a la OTAN, mientras que Yanukovich es panruso, partidario de mantener los lazos con el mundo eslavo al que Ucrania ha pertenecido desde que tiene memoria de si misma. Ucrania depende en términos energéticos de Rusia (no tiene ni gas ni petróleo), pero es rica en cereales y minerales. La corrupción es muy elevada, pero el sentimiento de pertenencia a una comunidad arraigada históricamente en el universo ruso es muy alta. Todos los ucranios hablan ruso, pero no todos conocen el idioma ucraniano que es el de las regiones occidentales próximas a la frontera con Polonia. Y luego está el problema de Crimea, un territorio que fue incorporado a Ucrania en tiempos de la URSS (por decisión de Nikita Kruschef, que era ucranio), pero que está poblado por gentes que se sienten y quieren seguir siendo rusos. Allí esta la Flota Rusa del Mar Negro. En fin, un sinfín de problemas que todos tiene una clave interna que remite a Rusia, al pasado común, a la lengua común, a la historia común. Ucrania necesita democratizarse de verdad. La UE debe contribuir a ese proceso, pero sin olvidar la especificidad del país que no es otra que su contigüidad cultural y social con Rusia. Inventar una identidad ucrania frente a Rusia sería algo peor que una equivocación histórica. Cuidado con las visiones simplistas que vienen del otro lado del Atlántico y que podrían estar echando raíz en Bruselas.

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