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Publicado por
J.F. PÉREZ CHENCHO
León

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QUEDAN pocas hojas en los árboles. Pasado el ecuador del otoño se caen cansadas de tanto decirle adiós a los vientos. O por aburrimiento. Cansancio y aburrimiento provoca también la moción de censura que culminará con el cambio de gobierno municipal el próximo día 3. El mismo día que se celebra el acto institucional de homenaje a la Constitución en el Palacio de los Guzmanes y comienza la final de la Copa Davis en el estadio sevillano de La Cartuja. El PP se ha quedado solo en la reunión de seguimiento del Pacto Antitransfuguismo, negando la evidencia de que Rodríguez de Francisco y Covadonga Soto son tránsfugas de su partido, la UPL, por el que fueron elegidos. Abundando en la tesis popular, el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, volvió a negar el pasado viernes en nuestra ciudad, a la que acudió para presidir los actos del Día de la Empresa, que los dos ediles sean tránsfugas. Dijo que se produjo una escisión en el partido leonesista y fueron expulsados. Por su parte, Joaquín Otero, máximo dirigente del leonesismo, volvió a demostrar que son tránsfugas, exhibiendo las cartas de baja voluntaria de ambos en la UPL. Se pongan como se pongan, los hechos son tozudos. Rodríguez de Francisco y Covadonga Soto son dos tránsfugas con los que ha pactado el PP para cambiar el gobierno del Ayuntamiento de León. Y lo han sellado en contra de lo rubricado por su máximo dirigente, Mariano Rajoy, padre de la iniciativa ética. Ese argumento no les ha llegado siquiera al día 3. Otro argumento que tampoco tendrá largo recorrido es la coartada sobre las ofertas del PSOE a Rodríguez de Francisco para quitarle del medio en la política municipal leonesa. Las sombras de Rodríguez de Franciso, como las de los cipreses, son alargadas. Los ciudadanos sólo exigen transparencia. No tragan con amenazas veladas: perjudicaría a una alta instancia del Gobierno, quién envió y desde dónde su curriculum, quién le ofreció el puesto de trabajo, etc. No, no; dígalo con claridad y póngale nombre y apellidos. Y ofrezca pruebas. Porque si ya era absurdo en un principio, a medida que pasan los días, sospechamos que no sólo es absurdo, sino también falso. Y no sólo por la asuencia de pruebas, sino por la nula voluntad demostrada para clarificarlo. Es muy grave cuando se está hablando de corrupción política. Tendrían credibilidad si estuvieran dispuestos a aprobar la creación de una comisión de investigación en las Cortes de Fuensaldaña. Una comisión por la que, además de los dos tránsfugas, desfilaran todos los posibles implicados, empezando por el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, y siguiendo por el presidente de Ebro Agrícolas, Fernández Norniella, destacado militante popular, ex secretario de Estado y mano derecha de Rodrigo Rato. O el socialista Ángel Villalba, sobre el que han incidido los apuntes de sospecha popular. Si el PP estuviera dispuesto a que realmente se aclarara lo sucedido, no tendría inconveniente en que esas personas pasaran por la comisión de investigación. Pero está claro que no quiere. Y no lo va a permitir. Toda la palabrería añadida no deja de ser una cortina de humo para justificar lo injustificable.