Visita obligada

NINGÚN CIUDADANO de Ponferrada puede dejar de ver los paneles explicativos de las obras previstas en el castillo que se exponen estos días en el Museo del Bierzo. Es más, creo que en los próximos meses deberá hacerse un esfuerzo informativo para que todo el municipio conozca los planes que transformarán definitivamente la fortaleza, en lo que va a ser la actuación más importante sobre el patrimonio del municipio en toda su historia. Para el edificio más emblemático de la ciudad habrá un antes y un después y la diferencia será tan sustancial que es conveniente irse preparando. La laboriosa tarea, iniciada hace casi una década había llegado a un punto en el que sólo quedaban dos opciones: optar por la vía de la conservación de la ruina romántica en la que ha crecido el imaginario de los ponferradinos y la pátina legendaria del lugar o actuar en la reconstrucción de espacios y volúmenes destruidos no hace más de doscientos años y puestos de nuevo en uso cultural y turístico. Se ha optado por la segunda vía y aunque la intervención quiere ser respetuosa, tampoco será una mera reconstrucción historicista o decorativista. El impacto visual de lo que en muy poco tiempo será el perfil de la zona palacial y de las torres, de nuevo cubiertas como lo estuvieron en su momento, no tendrá nada que ver con el lugar melancólico por el que hemos paseado nuestra infancia. Estamos ante un proyecto de gran envergadura, valiente y ambicioso que ofrecerá nuevas instalaciones y atractivos a la ciudad. Precisamente por eso es necesaria la divulgación en profundidad del plan de obras que contribuya a amortiguar sorpresas.