DESDE LA CORTE
Discutible asalto a la Justicia
¡MÁS MADERA! Ayer entró en el Congreso el proyecto de ley de Reforma del Poder Judicial. Ya sabéis: ése que no pudo ser aprobado el pasado jueves, porque docena y media de diputados socialistas tenían cosas más importantes que hacer. Después, este lunes, el Consejo de Ministros tuvo que reunirse en sesión extraordinaria para deshacer el entuerto y volver a andar el camino previamente recorrido. Con un poco de suerte y un control férreo de la presencia de todos sus diputados y aliados, el Gobierno conseguirá sacar adelante la ley el día 9 de diciembre, a la vuelta del Puente de la Inmaculada. Tal como se han producido los acontecimientos, lo menos que se puede decir es que esta ley tiene mala suerte. Y ahora, le espera un polémico desenlace. Muchos analistas no entienden que el Gobierno haya aprobado de nuevo el mismo texto, sin corregir una coma. El Poder Judicial pide informarlo nuevamente, aunque ya lo hizo en el primer viaje de ida. El Gobierno transmite la sensación de que tiene mucha prisa, para evitar que se produzcan nombramientos de altos cargos judiciales que respondan a la mayoría conservadora. Y el PP, cómo no, ha sacado su hacha de guerra para acusar al Gobierno de un auténtico asalto al poder judicial. Este cronista, en este caso y sin que sirva de precedente, cree que el Gobierno tiene razón. No hizo una nueva redacción del proyecto, porque no tiene que hacerla: en el Congreso no se derrotó un articulado, sino que se produjo un lamentable episodio de «pellas». El informe del Poder Judicial sería correcto, si no fuera el objetivo que busca: retrasar la ley para que no llegue a tiempo para la renovación de cargos judiciales. Y el Gobierno, efectivamente, tiene prisa; pero no lo disimula ni engaña a nadie: o esa ley está en vigor en enero, cuando haya que proceder a la renovación de Magistrados del Supremo y de presidentes de Tribunales Superiores, o no servirá de nada. La inminencia de los plazos es lo que justifica la urgencia de la ley. Añado otro criterio. Se podrán discutir las formas, pero el fondo de esta ley es bueno: no entiendo cómo nadie se puede oponer a que se amplíe el consenso necesario para la elección de cargos judiciales. Eso no es asaltar la Justicia. Eso es impedir que una mayoría se consolide de forma indefinida. Y es, en todo caso, hacerla más representativa. Yo creo que el Gobierno se ha quedado corto. Puesto a meterse en reformas, debió hacer algo para que termine también el espectáculo de las votaciones, que hace que en los órganos colegiados de la Justicia se vote según el interés de los partidos que han propuesto a sus miembros. Votar decisiones judiciales por interés de partido, eso sí que es un escándalo.