EL BALCÓN DEL PUEBLO
Regalo para una periodista
ALGUNAS noticias consumen poca tinta y, sin embargo, son las más importantes. Según la FAO, mueren al año en el mundo, de hambre y desnutrición, cinco millones de niños. Para los ocupados en buscar guerras en Irak y otras latitudes esta noticia será poco importante. Para los que nos preocupan más las personas que los intereses políticos o económicos, ésta sigue siendo la noticia más importante del año. Y aunque todos los años nos la pongan sobre la mesa y le coloquen sordina a los bafles, nunca podremos acostumbrarnos o sentirnos insensibles ante ella. (Estaba abriendo la balconada con el temblor del tema, cuando el subdirector me corta el aliento: Ha muerto Pilar Casado, redactora de este periódico, vitalista, jovial, amena, desenfadada y tolerante. Una mujer de sonrisa perpetua, pese a que la salud sembró de lágrimas su apenas estrenada madurez. Pilar Casado siempre abordaba temas de esta naturaleza en su diario alterne social -«un Rueda, por favor»-, pese a que desnudaba con ironía a la jet set, a la que ponía panza arriba en las arenas imposibles del Bernesga. Era Max Cotilla , seudónimo bajo el que hacía denuncia del pijerío reinante. Sin embargo, sólo era la careta. El alma de Pilar se habría arrugado ante el informe desgarrador de la FAO). Otra gran noticia que encontró hueco en el puente es el informe Pisa sobre la educación en los países desarrollados. Es contundente. La enseñanza media está en situación francamente deficiente, tanto en matemáticas como en conocimientos científicos, y sobre todo, en la base: en la comprensión de la lectura. Si creemos el informe Pisa, que sitúa a España a nivel de Estados Unidos y muy por debajo de la media, a gran distancia por ejemplo de Finlandia, más del 20% de los alumnos de enseñanza media no son capaces de comprender lo que leen. En Castilla y León sólo le «pasa» al 15%. Tenemos la mejor situación después del País Vasco. En cualquier caso, que el 15 ó 20% de los alumnos de enseñanza media acaben siendo analfabetos funcionales, es decir, no comprender lo que publicamos y ellos leen en un periódico, constituye un panorama desolador. (Lo imagino, Marili, amor. Así te llamábamos los amigos. Pilar Casado habría entrado al trapo del debate. Me juego un ojo de la cara que su intervención habría sido de este tenor: La situación exige medidas rápidas y contundentes. Si la nueva ministra de Educación tenía preparada la reforma de las enseñanzas medias, con estos datos la reforma se vuelve imprescindible. No necesita más justificación. Pero no debe olvidarse que esa situación no es sólo responsabilidad de las autoridades educativas. Lo es también, en primer lugar, de las familias y después del conjunto de la sociedad, encabezada por el Gobierno. No se puede seguir favoreciendo la escala de valores que transmite la «telebasura» y otros subproductos de la sociedad.) Te imagino, Pilar, en ese discurso. Lamento no poder escucharlo con un «verdejo» sobre el mostrador. Y mucho más tu ausencia, cuando aún no habías despertado de muchos sueños. Nos has dejado a la hora lorquiana de las cinco de la tarde. Si alguien te lo propuso, abriste los ojos como platos y le contestate con una sonrisa de oreja a oreja: ¡Jo, qué pasada!.