Diario de León
Publicado por
B. CABEZAS GONZÁLEZ-HALLER
León

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DESPUÉS de tantos años de historia sangrienta, para mantener privilegios, creo que ha llegado el momento de tomar conciencia: todos, los que gobiernan, los que están en la oposición y los ciudadanos. Que al final somos los perdedores. Es hora de practicar políticas acompañadas de ética, de reflexión y de humanismo, y de hacer la gestión de lo público con conocimiento y dignidad, más allá de los intereses de los carroñeros y de especializados en construir un enemigo y en cultivar el miedo para justificar la represión (la iglesia inventó el demonio). Hasta hace quince años el comunismo era el mal de todos las males. Ahora han declarado enemigo al islamismo. Y cuando se crea el enemigo, funciona. Y hablando de la necesidad de hacer políticas con consciencia y con ética, ¿qué apaños son esos del todo vale para tomar la alcaldía de León? ¿A eso llama Amilivia «grandeza de la política»? Demasiada bajeza, después de los calificativos que lanzó por la boca contra él el socio que se ha buscado? ¿Dónde coloca Amilivia -y el conjunto de los artífices- la dignidad? Evidentemente, si no hay ética ni hay una ley que ponga límites a las hazañas de los astutos que presumen de serlo cuando en realidad lo que están haciendo es jugar con la buena fe o la indiferencia de los ciudadanos y aprovechándose de ellos, seguirán pasando estas cosas. Digan lo que digan, ese pacto es la materialización de una canallada, con cobertura legal, puesto que los protagonistas ya han demostrado que sus actuaciones municipales están pensadas para beneficiar a personas concretas, no a los ciudadanos. Por fin, materializaron la gran hazaña. Pero tal y como se han venido sucediendo las relaciones de ése con el PP, tanto a nivel municipal cómo en la comunidad, especialmente contra Amilivia y Herrera, eso no es un pacto, es un golpe a la democracia, una bajeza para el PP y un problema para los ciudadanos. Lo que no entiendo es cómo y, en esto el PSOE también es corresponsable, se puede hablar con ciertas personas de política y de Gobierno y darles opción al poder. Esto se ha venido haciendo: dando cancha a un señor que se mofa de todos. Urge mejorar la ley para impedir los chanchullos, y que uno, sin merecerlo, tenga la llave del poder ¡ Ya está bien de soportar chantajes! Los ciudadanos de León deben tomar buena nota de ese juego tan perverso. Hay que recordar: según el Tribunal de Cuentas, Mario Amilivia y el socio que se ha buscado dejaron el Ayuntamiento en la uvi en la anterior legislatura. Ya no podían pagar ni a los proveedores ni a los funcionarios, porque ni los bancos les daban dinero. Rajoy no duda en pedir dimisiones a diestro y siniestro. Sin embargo, nunca exigió la dimisión de Federico Trillo ni de otros ministros. Comparemos las causas por las que pide dimisiones, con la gravedad de Trillo, que se ha demostrado que es responsable en el hecho de contratar un avión sin garantías técnicas para que viajaran los militares, de lo que todos sabemos lo que les pasó. Está probado que el voto no siempre legitima la credencial de demócrata. Si jugamos al oportunismo, el juego está claro. Recientemente se publicaron datos de una encuesta que mostraba que en Castilla y León dos de cada tres de los entrevistado, pensaban que las mujeres se debían dedicar a ser amas de casa y los hombres, a trabajar. Este dato hace visible el arraigo que aún tiene la cultura nacionalcatólica en la región. El dato demuestra que la mayoría de los castellanos y leoneses siguen mirando hacía adentro y hacia atrás, por lo tanto no ven suficiente. Esta actitud es producto de una educación castrante y castrada, adquirida -mayoritariamente- en colegios religiosos y algunos públicos en los que abundan profesores que reproducen lo que son y, como es obvio, las familias la cultivan y la reproducen (la sociedad es como la tierra, da el fruto de la semilla que sembremos). Esta educación genera individualismo e indiferencia colectiva. Un pueblo que no cultiva la conciencia colectiva, no comprende lo que es solidaridad ni democracia y está condenado, por sí mismo, al subdesarrollo permanente, que es donde han puesto a León. Y la mayoría, por lo que demuestran cuando votan, siguen diciendo amén. Si la mayoría de los ciudadanos, además de mirar hacia adentro -que lo deben hacer- miraran al mismo tiempo desde perspectivas abiertas, pues León estaría sin duda alguna a nivel de las provincias más desarrolladas, puesto que durante muchos años gozó de la riqueza minera, base material, que de haberse aprovechado, hubiera sentado las bases para ser hoy una provincia equiparable a La Rioja o a Navarra. Sin embargo, estamos en la cola. Analicemos porqué. Hay que ver las argucias que esgrime el señor Rajoy y todo el Partido Popular para justificar la fechoría de León y para oponerse a las políticas que hace el Gobierno de Zapatero que, sin duda, está dando buen ejemplo y haciendo las cosas razonablemente bien. Mientras tanto, los actores del PP nos están demostrando que apuestan por la bronca. Mal camino. Le salió bien a Aznar la estrategia de la bronca, pero no creo que vuelva a funcionar positivamente en las urnas. Celebremos continuamente el alivio de mandar a los anteriores a la oposición. Que dure. Pero eso no es suficiente: del Gobierno esperamos que no se doblegue a los interese de los poderes fácticos. Señor Zapatero: los poderes fácticos tienen mucho poder, pero fuera de las urnas. Si usted quiere que le sigamos votando, no se enrede en los juegos institucionales, atienda a los ciudadanos, que somos los que tenemos las necesidades, y el poder, el día de las elecciones; y sí de verdad el Gobierno hace buen uso de la democracia y gestiona con conocimiento el trabajo que le corresponde, pues todo irá por mejor camino. Los líderes socialistas de Europa apoyan la aprobación de la Constitución europea. Es real que los españoles le debemos a esa vieja Europa (la que pretendía destruir Aznar para complacer a su amigo Bush) la mayoría del progreso, especialmente a Alemania, que es la que más ha puesto. Pero eso tiene poco que ver con la Constitución que se pretende aprobar. Analizando lo que dice se comprueba que es un paso, quizás necesario. Pero sabemos muy bien que los derechos sociales están en regresión; sabemos muy bien que la democracia no funciona por causa del sistema económico y la organización de los partidos, porque los partidos y el mercado laboral están organizados desde criterios dictatoriales. La democracia pluralista es fagocitada por los grandes partidos, la participación ciudadana no funciona, los medios de comunicación forman parte del bloque económico, los sindicatos domestican al obrero. Y esta constitución no aporta las bases legales para combatir las causas que generan esos efectos. Más bien lo contrario. La mayoría de los analistas coincidimos en que es necesaria una Constitución que de envoltura común al conjunto de los países de la Unión Europea. Pero los que afinamos un poco más constatamos que esta Constitución no es social, es sólo capitalista, y da cobertura legal a la forma de practicar el nuevo imperialismo a través de las estrategias económicas de las multinacionales. Zapatero, Zapatero... no pierda usted la perspectiva. ¡Cuidado con excederse en mimos económicos a los poderes fácticos!

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