Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

La resurrección de Lázaro

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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LAS ALARMAS políticas están encendidas en el municipio de Villaquilambre. La reacción al artículo publicado en este balcón ha sido fulminante. Sigue el extraño pulso entre el ex-corregidor, Lázaro García Bayón, y la UPL, con altavoz de su secretario general, Joaquín Otero. Lázaro pretende resucitar. Desde hace mucho tiempo, entre los dirigentes leonesistas se cree a pies juntillas que es un infiltrado de la facción minoritaria del PP, que lideran Javier García Prieto y Mario Amilivia. Sus últimas declaraciones inducen a pensar en una estrategia concreta: quiere atenuar la condición de tránsfuga provocando su expulsión de la UPL. Está en juego su puesto de diputado provincial. Y también, en el torniquete que se busca, hay una parte de ediles leonesistas que son fieles al partido y otra a Lázaro García Bayón. La dirección del PP ha declarado diplomáticamente que no está por entrar en ninguna maniobra antes de que se celebre -será el sábado próximo- su Congreso provincial. Por su parte, la cúpula leonesista le ha emplazado a que decida si está con la UPL o con el PP. Única exigencia: que lo haga de forma rápida. Mejor hoy que mañana. Mientras tanto, Lázaro García Bayón repite que lo único que quiere es ser alcalde de Villaquilambre de forma inmediata, aunque para ello no cuente con los apoyos en su partido. Maneja una teoría de sombras, según la cual, corriendo la lista del PP y entrando en la Corporación un nuevo concejal, se podría firmar la moción de censura contra el actual corregidor, Miguel Hidalgo. Por esa vía, Lázaro no resucitará. Sus cálculos son erróneos. Según juristas consultados, el ex-corregidor de Villaquilambre no perdió una moción de censura, sino una moción de confianza. Moción que él mismo presentó sin que tuviera ninguna obligación de hacerlo. La legislación, como certificó en su día el informe del catedrático Francisco Sosa Wagner, contempla que el alcalde que pierde una moción de confianza debe dimitir. Y otros juristas también son tajantes: el que pierde una moción de confianza es para toda la legislatura. Lo contrario -que el repudiado volviera en la misma legislatura gracias a una moción de censura- sería un fraude de ley. O sea: la resurrección de Lázaro, por el momento, es imposible. Podría hacerlo cualquier otro concejal de la UPL, pero no el alcalde que perdió la moción de confianza. Ocurre que en el Ayuntamiento de Villaquilambre las cosas han llegado a ser esperpénticas, con un grupo de concejales expulsados del PSOE después de que Lázaro García Bayón perdiera la moción de confianza. Ante la situación de ingobernabilidad los socialistas pactaron con el PP. Se convirtieron en tránsfugas. Ahora Lázaro García Bayón quiere volver a sentarse en el sillón de corregidor sin el apoyo de su partido ni de los populares. Salvo por las características personales de Lázaro García Bayón, nadie entendería lo que pasa en Villaquilambre. Si algún paracaidista aterriza en ese municipio, desconociendo todo lo anterior, sospecharía que estaba ante un equipo de extraterrestres. Miguel Hidalgo, al que no dudaría en confiar mi cartera, seguro que opina lo mismo. Hace lo que debe: huir de esas fabulaciones de salón y gobernar.

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