Ir de eslalon

AHORA que comienza la temporada de nieve no es extraño ver automóviles con portaesquís, especialmente los fines de semana. Pero aunque este artículo lleva un título muy concreto para los aficionados a este deporte, no me refiero en sí al descenso sorteando puertas, que es en lo que consiste la prueba de este nombre. Lo que ocurre es que el frío, la lluvia y las próximas fiestas navideñas provocan que por las calles haya más coches de lo habitual, con la consiguiente lentitud de la circulación y una alarmante disminución de los aparcamientos. Por eso -y como van a ser dos minutos- todos intentamos dejar el coche lo más cerca posible de nuestro destino, aunque sea sobre la acera, en un paso de peatones, en un vado, en doble fila... sin importarnos si molestamos a alguien. Lo curioso es que hay algunas calles que se prefieren para dejar el coche en cualquier sitio (Alcalde Miguel Castaño o las avenidas de Roma o de la República Argentina) y entonces es cuando se produce el eslalon. Por ejemplo, en Suero de Quiñones casi siempre hay coches en doble fila. Pero no todos se colocan en el mismo lado y así unos están a la derecha y otros a la izquierda (incluso cerca del semáforo), dejando sólo un carril para circular y que los que vienen por los otros tengan que ceñirse a cada lado como si de un eslalon se tratara. Por eso, aprovechando que en los próximos días se incrementarán los vehículos mal aparcados, apelo a la buena voluntad de los conductores para que estacionen esos pocos minutos pensando en los demás. A ver si el espíritu navideño da para eso también.