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Publicado por
CARLOS CARNICERO
León

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AL FINAL ha explotado la protesta de las víctimas del 11-M como no podía ser de otra manera en función del espectáculo dado en la Comisión de Investigación. Durante muchas sesiones, el surrealismo se instaló en la permanente búsqueda de confirmar tesis imposibles; probablemente la culminación de ese proceso ocurrió cuando el diputado del PP, Jaime Ignacio del Burgo, reprochó a miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado que no hubieran hecho más para impedir el atentado. ¿Un diputado del PP lanzando arena en los engranajes de Ángel Acebes? Nada de eso, la pirueta era mucho más enrevesada y pretendía arrojar lodo en la Guardia Civil para que terminara en la cara del Gobierno, concretamente de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque no tuviera ninguna responsabilidad de gobierno en el momento del brutal atentado terrorista. Una maniobra demasiado complicada para que terminara bien. La labor del grupo parlamentario popular ha estado encaminada, casi en exclusiva, a defender una tesis imposible: que ETA estuvo presente en la matanza de Madrid. A las víctimas apenas se les ha pasado la mano por el lomo y, en última instancia, cuando han podido tener los focos iluminando su rostro, han protestado. Ahora vamos a asistir a la fase final de un esperpento en el que el PP y los grupos mediáticos que hacen la labor de zapadores, pretendan prolongar indefinidamente la comisión sólo para mantener abiertas expectativas imposibles e impedir que en la soledad del Partido Popular, el resto de los grupos parlamentarios dejen escrito para la historia todo lo que ocurrió en aquellos cuatro días de marzo, desde que terroristas de Al Qaida, y no de ETA, sembraron la destrucción hasta que el gobierno no tuvo más remedio que admitir que durante tres días había ocultado la verdad y había pretendido endosar la responsabilidad de la matanza de Atocha a quien no tuvo que ver en ella. José María Aznar, el día de su comparecencia, perdió la última oportunidad de pasar a la historia como un político con sensibilidad. No acudió al lugar del atentado, aquel 11 de marzo, y no se ha acordado de las víctimas, algunas de las cuales increparon a su partido el día que el compareció en la comisión. Ahora las víctimas han extendido la protesta al conjunto de la comisión, y cuando las víctimas protestan, a los demás sólo nos queda tomar nota de su decisión e intentar satisfacer sus demandas.

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