La Peña Cantable de La Valcueva

EL DÍA 10 de septiembre de este año se publicó en el Boletín de Castilla y León, anuncio sobre la explotación de una cantera de piedra caliza en terrenos de La Valcueva. Ayuntamiento de Matallana de Torío. Este tipo de industrias contaminantes y exterminadoras del paisaje, como la que se pretende instalar en el Valle de La Valcueva, no es lo más acertado que pudiera ocurrirle a un lugar tan hermoso. No es posible una alteración tan destructiva sobre un entorno paisajístico y cultural tan armonioso y tan cercano a lacapital de León. Son lugares llenos de sentimientos y marcados por hondas costumbres culturales desde tiempos ances- trales, donde las gentes de esos lugares vinieron al mundo, y para siempre serán su cuna. ¿Acaso debe desaparecer la Catedral de León porque su estructura es de piedra? ¿Dónde está la cordura de los seres? ¿Dónde la ganancia de valores? ¿Acaso hay que descansar en lo material del momento, sin analizar las repercusiones que han de incidir por ac- tuaciones tan negativas para toda la comunidad leonesa y muy principalmente para los habitantes del valle de La Valcueva, caso de materializarse la citada explotación sobre la Peña Cantable y sus alrede- dores? Hay que pensar en el impacto ambiental que puede producirse en todo el contorno, por polvo en suspensión constante, así como de ruidos y explosiones por la dinamita y la circulación de potentes camiones en constante movimiento. Se crearía un verdadero infierno por sus alrededores; y la vida de personas, ani- males y plantas poco o nada tendrían de aliciente en un espacio tan enrarecido y limitado. No se pueden materializar las cosas con resoluciones partidistas, sin antes una reflexión del pensamien- to colectivo sobre valores que a todos pertenecen por igual, porque a todos incumbe defenderlo como al- go que nos vino dado gratuitamente. Como nuestra propia vida misma. La vida ha de continuar, no termina en nosotros. Han de ser las generaciones futuras las que, al igual que nosotros, tomen ejemplos cabales de cordura, antes de acabar destruyendo todo por el enriquecimiento material; y así perdurarán sobre la tierra, los mayores valores del hombre enraizados con los de la creación. En definitiva, debemos conservar este entorno natural para sentirnos orgullosos por tanta belleza que encierra nuestro paisaje. Desde estas páginas quiero animar a todas las personas independientes, instituciones, organismos provinciales, asociaciones en general, ayuntamientos, etcétera, a todos aquellos, en fin, que deseen defender y avalar con ideas lumi- nosas los mejores legados que nos ha dado la naturaleza en estas montañas de León y en concreto en el valle de La Valcueva. A todos pido que se involucren en la defensa de proyectos que generen atracción duradera sin romper la armonía de cuanto hemos heredado rodeados de una incomparable belleza paisajística a la mirada agradecida de nuestros ojos. Por ello lanzo hacia todos unas ideas realizables, merecedoras de vuestra confianza y del entusiasmo producido en cada uno de vosotros; todo dependerá del modo positivo con que sean anali- zadas en su conjunto dichas ideas, como algo que merece la pena realizar en este paraje incomparable y cercano que tiene como marco la silueta de la Peña Cantable de La Valcueva. Así quedarían despejadas para el futuro, cuantas dudas se ciernen sobre estos parajes tan proclives a sucumbir por la ambición desmesurada de quien sólo ve en ello una forma de enriquecimiento material sin tener- en cuenta otros valores que perduren armoniosamente con los seres sin destruir nada. Por ejemplo: Se trataría de crear un parque mixto en semilibertad, con animales autóctonos y de otras especies va- riadas y diversas. Así como de un «Avedario» (aves en semilibertad), con redes en altura. Este proyecto que expongo a la opinión pública en general como algo digno de poder materializarse, ya se ha puesto en práctica en otros lugares. Tal es el caso del Parque de Cabárceno, en Cantabria. Otro simi- lar en Málaga y sus alrededores, y otros varios. Todos ellos los he visitado con gran complacencia y sana envidia personal. Para comenzar este proyecto se precisa antes que nada de un gran interés general que entusiasme a la población. Que contagie e involucre a personas y organismos locales, provinciales y nacionales, dis- puestos a conseguir dichos objetivos en un tiempo que hubiera de marcarse hasta hacerse realidad. Sería entonces, cuando también se pondrían en marcha paralelamente los propios recursos paisajísti- cos y culturales que sobre la Peña Cantable existen desde tiempos antiguos como pueden ser: - La exploración de las posibles concavidades que hubiere en los alrededores de estas peñas (cuevas) . - Senderismo guiado. Aula abierta sobre la naturaleza en flora y fauna. Geología y estratificación de formaciones externas. Sobre los «castros» que hubo por los alrededores de la Peña Cantable, estan- do algunos de ellos catalogados y recogidos. Historia de las Peregrinaciones hacia San Pelayo de Te- jedo en los Argüellos. El papel que marcaron estas montañas en la guerra del 36 (vestigios). Sobre el castillo Alto-Medieval que existió en estas cotas de altitud (Monte de la Cerra) allá en los primeros al- bores de la Reconquista, que como atalaya vigía observaba el control de los avances militares hacia la me- seta. Historia de pueblos desaparecidos en sus alrededores (caso de Santa Eugenia y su ermita). No muy lejos de dicho lugar (pueblo y abadía de Cavatuerta) en los límites de Aviados. Sobre los mitos y leyendas de la Peña Cantable también se han recogido muchos datos y fechas, tratan- de conjugar fábula, leyenda o realidad. Todo esto es especialmente importante para las gentes de este lugar del valle de La Valcueva que han vivido durante muchos años a la vera de su Peña Cantable, bien con sus ganaderías, bien con sus faenas agrícolas sobre sus faldas y laderas, bien bajo las entrañas de la tierra sacando el negro mineral desde sus profundidades al socaire de esta peña entrañable e idílica que tiene tan honda significación como testimonio de los pasados tiempos en los que con escasos recursos, se luchaba por la supervivencia de los pueblos. Allí estaba siempre tan blanca y tan humana dispuesta para ayudar- les con algún nuevo recurso, capaz de hacerles más felices en la hora de sus sueños. Cada cual valora lo que tiene y lo que más estima, como algo valioso que no debe destruirse y sí con- servarse para siempre con amor. Como algo irrepetible que la sabia creación puso a nuestro alcance para satisfacer el sentir dichoso de nuestro espíritu que no todo ha de ser conceptos materiales.