Diario de León
León

Creado:

Actualizado:

EL SOLSTICIO de invierno entra en el discurrir del tiempo. El ritmo decadente de los días ha tocado a su fin y comienza el ascenso del sol hasta solsticio de verano, por San Juan. Dice un refrán del que mi madre siempre se acuerda al llegar diciembre: «Por Santa Lucía se le ve una patica a la gallina, por Santo Tomás, una patica más; por los Reyes, los conocen los bueyes y por San Blas, una horica más». Hace muchos, muchos años, todavía se recuerda en algunos pueblos de la provincia, se encendían hogueras con la pretensión de alimentar al sol en su viaje hacia la cima. El canto a la luz, fiesta ancestral del ser humano, se reconvirtió en el calendario cristiano en la celebración del Adviento. Después del nacimiento de Jesús, el ascenso imparable del mercado durante veinte siglos tornó la Navidad en un canto al despilfarro. Ahora, el encendido de la Navidad está en la agenda política. El espectáculo multicolor, vende ilusión de colorines en forma de Papá Noel, reno o acebos. Confabulados con el mercado, iluminan la ciudad en directa proporción a la concentración comercial. Los barrios reciben las migajas. Una niña lloraba y protestaba al ver que los arcos de su barrio, La Palomera, menguaron en tristes ristras de luces enroscadas a las farolas. Fue inútil decirla que es un derroche, que las centrales térmicas contaminan y las emisiones de CO2 calientan la atmósfera y precipitan el cambio climático. Ella reclamó su derecho a las luces, «que se las quiten a otros, por qué a mi calle?». Y tiene razón, la mejor lección que se le puede dar a un niño es el ejemplo.

tracking