FRONTERIZOS
Gómez Domingo
EL AUDITORIO de León acoge estos días una exposición que bajo ningún concepto debería pasar inadvertida. La larga y fecunda trayectoria artística de Luis Gómez Domingo se ha visto reforzada con un salto hacia delante que puede sorprender a los que no han tenido ocasión de conocer en profundidad la solidez del pintor turolense afincado en el Bierzo y que la serie sobre la batalla de Teruel no hace más que confirmar. Gómez Domingo ha convertido en pintura la memoria de una de las más terribles batallas de la guerra civil y lo ha hecho tomando como partida los recuerdos personales de las historias que se susurraban ante el fuego en su tierra natal en los años de la triste victoria. Trabajando sobre formatos grandes y con un sentido de la composición y de la pincelada que aprovecha toda su experiencia anterior pero la pone al servicio de una nueva forma de acercarse al lienzo, el resultado es una colección de estremecedora belleza, una sucesión de instantáneas con caras sin rostro, rostros sin cara y paisajes de frío y muerte, presente en cuadros como «Después del combate», en el que apenas unas manchas sobre la extensión blanca dan idea del resultado aterrador de la lucha; «Testigos de la batalla», que contiene un aire de las pinturas negras de Goya en esas mujerucas arracimadas pidiendo noticias al superviviente o «Evacuados», en el que se atisba el sentido de la composición tantas veces usado por el pintor en motivos de carácter costumbrista aplicado ahora con un tono tenebrista que aporta un fuerte componente dramático. Un trabajo, en fin, que coloca al autor en el lugar que le corresponde dentro de la pintura de esta comunidad.