EL BALCÓN DEL PUEBLO
Tiempo de Navidad
AYER MIRÉ desde este balcón al cielo, por debajo del cual vuelan los pájaros de acero que salen o llegan al aeropuerto de León. Lo hacen sobre las nubes. Un artículo que convulsionó al mundo de la aeronáutica nacional, a tenor de las llamadas recibidas. Lo celebro. La denuncia no fue en vano. Hoy, víspera navideña, invierto la mirada. Bajo los ojos hasta el suelo, sembrado de surcos paralelos, también de acero, por el que discurre el ferrocarril. León está ante uno de sus grandes retos: el soterramiento del ferrocarril a su paso por la ciudad y la llegada del AVE. Es, posiblemente, el proyecto de más envergadura en la historia de Léon. Cambiará su fisonomía geográfica. Nunca, como ahora, han de estar en guardia permanente los responsables institucionales, políticos, económicos y sindicales de León. Los tiempos son de exigencias. Bajo la mirada al suelo, digo, y repaso el último comunicado de Unión General de Trabajadores, elaborado tras la reunión mantenida la semana pasada con la dirección de Renfe. A Renfe, como tal, le quedan siete días de vida. Desaparece. A partir del primero de enero se desdobla en dos empresas públicas: ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) y Renfe Operadora, que se ocupará de los trenes, tanto en lo que afecta a viajeros como a mercancías. La Unión General de Trabajadores trasladó a los máximos representantes ferroviarios su oposición radical a cualquier traslado a otras provincias de centros de trabajo existentes en León. En su aviso para navegantes ya manifestaba su queja de que la seguridad corporativa se centralizara en La Coruña o que Patrimonio podría irse a Valladolid. También hacía especial hincapié en que la rama comercial de grandes líneas debe seguir en León. Y puso el acento en algo preocupante: No se ha comenzado ningún proyecto para los talleres de León. Cuando la Unión General de Trabajadores advierte es que realmente algo se cuece. No tengo la menor duda. ¿Qué es lo que en esta ocasión está en la olla?. Quizá el desmantelamiento de lo que fue la jefatura de zona. En cualquier caso, debe tenerse muy en cuenta en todo lo que se refiere al soterramiento del ferrocarril en el entorno urbano de León, que lo transcendental es la conservación de los puestos de trabajo. Deben conservarse tanto los de gerencia como los de talleres. Yo no sé si se está haciendo. Salvo UGT, que de cuando en cuando nos advierte del peligro, creo que no. Es una grave irreponsabilidad. Pero estamos en tiempo de Navidad. Entorno los cuarterones de este balcón del pueblo hasta el estreno del 2005. Con deseo casi atávico: Que todos, al margen de ideas, credos, religiones, ambiciones legítimas, vanidades, estrategias y otras credenciales de salón o de buhardilla, actúen con tolerancia. Hay un gran déficit de tolerancia en estos momentos. Intolerancia, en muchos casos, terrorista. Anoche reabrió, diecisiete días después del atentado etarra, la cafetería Lleras 38. Ha sido un record de eficacia y solidaridad. Doy a todos mis lectores, a los fieles y a los críticos, las gracias por permitirme, un año más, continuar al pie del cañón. Confío en seguir estándolo el año próximo.