Buen color

LAS CALLES florecen en lucecitas coloreadas, promesa de bienestar y felicidad en Navidades, y reclamo comercial, de lujo ciudadano. -Mirad que buen color tiene mi nieto, comenta la abuela a sus amigos, orgullosa del colorete de la cara del rapaz. En el mundo de los animales, las aves destacan por la variedad de coloridos y formas. La flecha azul metálico del martín pescador que cruza el río, la librea oro viejo de la estival oropéndola en el soto, o el rojo salmón del camachuelo en las hayas son apuntes de viveza que en los trópicos llegan al paroxismo con guacamayos, loros, tucanes, tangaras y aves del paraíso, campeones de la belleza plumosa. Diferentes estudios ornitológicos demuestran que las hembras de muchas especies de aves prefieren aparearse con los machos más brillantes. Un macho vistoso asegura a su consorte buena calidad y salud a prueba de bomba y, cuando se mide el número de glóbulos blancos, responsables de la defensa frente a patógenos, o la carga de parásitos, sean gusanos blancos o piojillos, siempre hay más defensas y menos chupasangres en el ejemplar de color intenso que en el que tiene el plumaje desvaído. Encima, en el mundo de comer y ser comido, pasearse exhibiendo un reclamo como el pecho limón del verdecillo, o el rojo del pardillo, garantiza habilidad y fuerza para enfrentarse al depredador alado, gavilán o esmerejón que acechan la pequeña volatería. Realmente no sé si estas informaciones han calado en la sociedad humana, pero se acerca el fin de año y las tiendas ofertan todo tipo de calzoncillos, braguitas, ligueros y tangas rojo pasión, garantía de salud y suerte para cuando lleguen las campanadas, las uvas, el champán y los abrazos.. Si en el mundo aviar el colorado es patrimonio externo del macho, en el peludo universo del Homo faber -hombre trabajador estresado, estos días convertido en homo familiaris , bípedo reunido en familia-, el escarlata domina la ropa interior del género femenino.