¿Identidad castellano-leonesa?

LA HISTORIA nos muestra de forma tenaz que la identidad leonesa y la identidad castellana han sido reconocidas como diferenciadas. También es claro que los leoneses han defendido su identidad propia tanto a nivel institucional (último acuerdo de la Diputación de León por veinte votos a cuatro favorable a una autonomía leonesa), como social (reiteradas manifestaciones leonesistas). La Junta de Castilla y León parte de que efectivamente no existe una identidad castellano-leonesa. En tanto esto se interpreta como un déficit lo que se hace es crear dicha identidad en base a gastar ingentes cantidades de dinero público no para investigar, sino para pagar a aquellos que defienden las posiciones que políticamente les interesan, aún cuando ello se haga faltando a la verdad y a cualquier vestigio de análisis científico. Me voy a permitirles contar como sale a luz mi libro El proceso autonómico leonés . Se publica en el año 1982, lo edita el Grupo Autonómico Leonés. La carencia de medios se hace patente hasta el punto de que se imprime en una fotocopistería, concretamente Taller de Copias. El propio autor es el encargado de hacer llegar el libro a las librerías¿ Las ayudas institucionales son cero. El autor antes y ahora carece de ligazón alguna con las instituciones públicas. Mi tesis doctoral sobre la identidad leonesa se presenta en una universidad fuera del actual marco autonómico, la Universidad de Deusto, donde alcanza la máxima calificación. Cuando lo que se trata es poner de manifiesto que la Región Leonesa no existe la situación cambia por completo. El autor es apoyado por los políticos gobernantes (con el que se le ve en las fotografías). Se edita el libro en dos grandes volúmenes y se invita a Mariano González Clavero a participar, previo pago, en cuantos congresos haga falta. Por si falta algo se le conceptúa como investigador y se gana la vida como funcionario público dependiente de esa administración. Este autor presenta su tesis en la universidad de Valladolid y obtiene el respaldo de la Fundación Villalar. Como anécdota puedo decir que cuando en una librería pregunto por dicha tesis la persona encargada me responde « sí el libro de la Junta ». Y es que efectivamente mucho más que un trabajo de investigación es «el libro de la Junta» . Curiosamente, en esta situación tan diferente, resulta que el autor que pisa las alfombras oficiales y se beneficia del dinero público de los contribuyentes es el que afirma «que la Región Leonesa es una invención erudita del siglo XIX» . ¿Qué quiere que le diga? Pero las invenciones eruditas surgen desde el apoyo institucional, de posiciones interesadas. Me parece excesivo pretender que, además de todo, seamos los que mantenemos una posición independiente a los que se nos atribuya esa recreación erudita. En las manifestaciones leonesistas, que han sido las mayores que se han celebrado en la historia de León, estaban personas de toda clase e ideología. Le aseguro que podía haber desde personas que no tenían estudios primarios hasta doctores de universidad. La invenciones, aunque no sean eruditas, se las dejamos a los que trabajan para la Fundación Villalar. Me parece inaudito que se mantenga cosas como que «la diferencia entre León y Castilla fue desapareciendo en tiempos medievales y que desde comienzos del siglo XVI todo el espacio intramontañoso era percibido como una sola entidad y con un solo nombre Castilla la Vieja como expresión culta de la Castilla por antonomasia¿ El nombre de León fue tan sólo el de una ciudad o una provincia entre las otras de la región» . ¿En base a qué se justifican esas afirmaciones? En nada, en el vacío. Si su afirmación fuese cierta, ¿cómo justifica que las instituciones leonesas le declaren persona non grata? ¿No resulta que estábamos todos tan identificados como castellanos y que sólo algún pirado que otro reconocía la existencia de la Región Leonesa? Perdonen pero no hay derecho a que con nuestro dinero se este pagando la destrucción de nuestras propias señas de identidad, que se subvencione la falsedad simplemente por ser políticamente conveniente y se castigue a los discrepantes.