EL RINCÓN
Por estas fechas
ALGUNOS OBISPOS temen que la Iglesia Católica tenga los siglos contados. Nos alertan contra la progresiva paganización de las navidades, invadidas de «mentalidad anticristiana». Las personas menos clarividentes no observamos ese proceso por ninguna parte. Los grandes almacenes siguen haciendo su agosto en diciembre, la teología continúa confundiéndose con la gastronomía, en muchos hogares hay 'belenes' con pastores que llevan a hombros ovejas del tamaño de un pastor medio, la gente se infla de turrón del blando y del que inventaron los dentistas. Todo sigue igual que siempre, y se cantan los villancicos de siempre, esos que relatan cómo la Virgen se peina entre cortina y cortina y cómo los peces, que al parecer están sedientos, beben y beben y vuelven a beber. ¿En qué han cambiado las cosas? Si acaso, hemos advertido un cierto descenso en el número de aficionados a tocar la zambomba, esa maceta con una flor sin flor, sólo con el tallo. Por lo demás todo continúa igual. Incluso la falta de caridad sigue siendo idéntica. ¿Si hubieran cambiado las cosas habrían muerto de frío a bordo de una patera esos trece inmigrantes subsaharianos frente a las costas de Fuerteventura?, ¿si algo hubiese variado, el obispo de Mondoñedo habría hecho comparaciones entre la homosexualidad y el crimen? Por estas fechas es cuando más nos damos cuenta de que la doctrina de Jesús de Nazaret no ha tenido buenos publicitarios. Quizá porque eso de amar al prójimo como a uno mismo ofrezca algunas dificultades. O quizá por aquello que decía Peter Ustinov, un actor gordo, excesivo y muy inteligente, de que el pueblo judío no sólo había dado al mundo dos líderes de la estatura de Jesucristo y Marx, sino que se había permitido el lujo de no seguir ni a uno ni a otro. La Navidad sigue siendo lo que era. Una época en la que se confirma eso tan antiguo de que la ociosidad es la madre de todos los vicios, incluso de la beneficencia, y un tiempo donde las personas bien educadas le desean felicidades a los vecinos cuando se encuentran en el ascensor.