Futbolerías

ANDA LOCO este mundillo del fútbol. En realidad nunca dejó de estarlo. Históricos y repetitivos dispendios aparte, parece que siempre tienen que dar la nota. No me refiero al golazo de Xavi, al error arbitral, al absurdo y millonario fichaje de Beckham o a la huída de Makelele. No, eso pertenece al discurrir diario de este¿ ¿deporte? Me refiero a que el papelón de sus¿ ¿gestores?, no deja de sorprendernos día a día. Y eso que en este mundillo es tal la cantidad de sorpresas que uno creía que la capacidad de sorprenderse estaba ya agotada. Me refiero a tres acontecimientos concretos y recientemente acaecidos (uno de ellos quizá no tanto, aunque su solución está próxima). El primero de ellos al que haré referencia es el que se refiere al partido del domingo 19 de diciembre, celebrado en Valencia entre el Levante Unión Deportiva y el Albacete Balompié. Reconozco que la noticia me dejó estupefacto. ¡No me lo podía creer! La tuve que leer varias veces. El que en los videomarcadores del estadio levantino se pusiera la frase: «El gol de Reggi -futbolista del Levante-, ha sido gol», me dejó frío. Me parece un acto de tal irresponsabilidad el espolear -de esta forma-, al público local contra el árbitro, que bate casi todos los récord de temeridad pensables -¡y ya es decir!-, en este mundillo de forofos metidos a directivillos. No lo puedo concebir, y aún menos si el correspondiente Comité Antiviolencia no actúa de oficio ante tamaño despropósito, incitador-sin duda-, a la violencia. Afortunadamente-por esta vez-, no ocurrió nada, pero jugar con estas cosas, es un despropósito tan peligroso que un día podemos lamentarlo. Si no se toman medidas drásticas contra estas actuaciones, estaremos abriendo una puerta tremendamente peligrosa y de consecuencias imprevisibles. ¡Luego lo lamentaremos! El segundo acontecimiento es de risa. Que un equipo de este superprofesionalizado fútbol -el Real Betis Balompié- juegue contra su irreconciliable rival de la misma ciudad-el Sevilla F.C- y el partido se retrase 45 minutos por cambio impuesto por el árbitro de su indumentaria habitual, suena a chiste. Independientemente de a quien asista la razón, demuestra una falta de previsión-y de concordia- entre los dirigentes infumable. ¿No le podía prestar el equipo local una indumentaria? ¿Tanto se tarda en ir del Sánchez Pizjuán al Ruiz de Lopera? ¿No se llevan en sus desplazamientos otras camisetas y pantalones alternativos para cubrir cualquier eventualidad? ¡Realmente increíble! Entiendo que estas payasadas deben de ser cortadas -vía sanción- por los estamentos deportivos correspondientes. Está claro que este incidente pudo haber caldeado -aún más- el ya de por si caliente derbi, en el que, cualquier chispa produce-o puede producir- un incendio. No se evitó porque faltó voluntad. Uno tiene la impresión que sobraron imprevisión, tensión, cabezonería, provocación¿ Y, ya para terminar-no quise tratarlo en vísperas del enfrentamiento con el Alba-, me voy a referir al Barca y a su incumplida sanción. Me refiero a la producida-hace mas de dos años ya- con motivo de los disturbios ocasionados en el Camp Nou durante el enfrentamiento entre Barcelona C.F y el Real Madrid. Aquella -suena ya muy lejana- del cochinillo. El ejemplo dado por este gran club de fútbol es, además de indignante, un agravio comparativo para otros clubes mas modestos que por mucho menos han pagado con una fuerte sanción. Es una burla a los estamentos deportivos y una exhibición de prepotencia y marrullería administrativa. Si en vez de suceder con este potente club de fútbol ocurre con el Alba o con el Sevilla, hace tiempo que ya habrían cumplido la sanción. Pero no. Ha sucedido con esa institución-de directivos victimistas- y, al final - otra vez más-, se saldrán con la suya. ¿Qué se apuestan? Los síntomas son evidentes. El recién cerrado proceso electoral a la presidencia de la Federcaión Española de Fútbol es ilustrativo. Los presidentes de los clubes profesionales de Primera División-y por intereses de la Liga Profesional que los integra- habían decidido otorgar su voto a uno de los candidatos perdedores. Al final, el señor Laporta -presidente del Barça- rompió la disciplina de voto, otorgando el suyo -e influyendo sobre otros-, al ganador, señor Villar. ¿Se creen que esta decisión se tomó de forma gratuita? ¡No sean ingénuos! Al final-y lo veremos pronto-, la sanción será perdonada. El Barcelona será indultado. ¿Qué se apuestan?