EL PAISANAJE
De penalti
ESPERABA uno en la campaña del referéndun de la Constitución Europea discursos de sesudos estadistas, de damas de hierro, con o sin bigote, como la Thatcher o, aquí mismo, la vicepresidenta Fernández de la Vega, que es la que en el Gobierno lleva los pantalones. En cambio se topa con líderes que arrastran a las masas en calzón corto, como Butragueño, titiriteros y cómicas del cine y la farándula que parodian penosamente a Shakespeare en la tele con lo de «ser o no ser... europeos», y putones verbeneros e incomprendidos de Gran Hermano , que, según cierto colega de la montaña del Torío, deslumbran como en las casas de neón donde la gente tiene querencia a parar porque hay señoritas que fuman. Vistas así las cosas, si en el referéndum no arrasa el «sí» será achacable unicamente a que el país está poco cachondo y no precisamente por culpa del Gobierno. La constitución de los Estados Unidos de Norteamérica a lo mejor tampoco habría provocado una guerra civil entre el norte y el sur si la hubiera redactado Escarlata O¿Hara en vez de George Washington. En los Estados Unidos del Brasil sobraría Lula, si el salario mínimo fuera el de Ronaldo y Ronaindinho. Y a los Estados Unidos de Venezuela les iría mejor si la ley de leyes fuera una telenovela. En cuanto a la democratización de Cuba, seguramente bastaría con nacionalizar a la Flaca . Dicen que la Constitución de los Estados Unidos de Europa representa el modelo de vida de nuestros hijos. Será verdad, pero, servidor, por si acaso, ha mandado apagar la tele en casa cada vez que sale un spot del ministro Moratinos.