EL BALCÓN DEL PUEBLO
La insolidaridad se paga
EL DAKAR, ese raid absurdo y brutal de motos, coches y camiones sobre las arenas ardientes del desierto, se ha vestido de luto. Un piloto español, José Manuel Pérez, El Carni , perdió la vida. Era su quinta participación. A veces sí hay quinto malo. Soy un forofo de casi todos los deportes. Soporto como espectador, no como practicante, hasta los incomprensibles, aunque los haya magnificado un periodista al que considero maestro de luces y de pluma, Manuel Alcántara, que vocea a diario su genialidad bajo este balcón, y está, dicho sea de paso, muy por encima de mi corta estatura. Alcántara fue un boxeador aficionado. De aquellos ejercicios en el ring le queda la nariz chata, pero mantiene intacta una imaginería poética y literaria excepcional. Si algún rival le puso patas arriba sobre la lona, seguro que vio un paisaje rosáceo. Un paisaje muy distinto al que ofrece el rally Dakar, o ese otro deporte que se agarra a las nubes, el alpinismo, que tampoco puedo entender. Congelan sus ánimos y no sé si también las ideas. El Dakar luce banderas a media asta y el circuito de La Bañeza no empieza a quemar sus primeros octanos. El presidente del Moto Club Bañezano, Falagán, considera que los políticos se burlan de la iniciativa de toda la comarca. El cepo ahora es en forma de Zepa. Priman las aves sobre el vértigo de la velocidad, la afición contrastada de toda una comarca y sobre el progreso. La Diputación Provincial ha consignado dinero para comenzar la aventura. La Junta de Castilla y León no dice ni pío, y a nivel nacional las promesas se diluyen. Sobrevuelan como las avutardas, esas aves majestuosas a las que Jaime González estaba empecinado en dar más territorio que a las personas en Coyanza y en Tierra de Campos. No sé si en estos fríos polares podrán anidar las avutardas. Lo que sí está incubándose es el Plan Ibarretxe. El pulsómeto de la Ser nos ha dejado estos datos: el 43% de los vascos está en contra el Plan Ibarretxe y el 39% a favor. También ratificó que la mayoría holgada de Álava y la mayoría ajustada de Vizcaya, le pondrían los cuernos. Sólo Guipuzcoa ganaría el pulso. Yo creo que con estos datos queda claro que el Plan Ibarretxe no es un proyecto de los vascos. Es un plan del PNV, de EA y de la lamentable IU del País Vasco para aferrarse al poder, a su gobierno, aunque sea rompiendo las reglas del juego democrático. Los nacionalistas vascos, al igual que los catalanes, las dos nacionalidades ricas de este país, tienen como signo dintintivo la insolidaridad, la búsqueda permanente del privilegio. Hace un par de semanas nos rotundizaron que la mayoría de vascos y catalanes estaban muy poco interesasos en las reformas de su respectivo Estatuto de Autonomía. En síntesis, añadieron: esos conflictos provocados por los nacionalistas no responden a intereses populares, sino a montajes políticos y económicos. Si es así, se están equivocando. Lo que consiguen es exactamente lo contrario de lo que pretenden. Como se demostró en el caso del cava catalán, la insolidaridad se paga. Y es muy cara. Son ya muchos millones de españoles los que no van a permitir a los nacionalismos que nos tomen el pelo. Ni siquiera contando con el aval del obispo Uriarte, cada vez más preocupado de que mi fe no la encuentre ni en el monte del olvido.