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Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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AHÍ TENÉIS el último comunicado de ETA. Está escrito en los términos que mejor maneja: un «comando» que roba un coche a punta de pistola, lo carga con 40 quilos de explosivos, e intenta causar la muerte de varios policías autónomos. Esta última intención no es una interpretación de este cronista. La hizo el consejero vasco de Interior, señor Balza. Si sólo ha provocado heridas a un agente, se debe a la fortuna, que no ha querido que hoy diésemos la noticia de asesinatos de esa banda por primera vez en mucho tiempo. Nos encontramos, por ello, ante la amarga realidad de siempre: ETA sigue ahí. Tiene fuerzas y medios para hacer lo que hizo. Es la misma que hace sólo tres días se hacía responsable de un total de 23 atentados. Y quiere demostrar que está debilitada, más cercada social y políticamente que nunca, pero puede atentar. Sigue siendo inútil y estéril ponerse a analizar las razones de una organización criminal. Pero, en este caso, quizá sea suficiente mirar al entorno informativo. Tiene, en primer lugar, un mensaje al PNV. El País Vasco vive un momento crucial, donde un proyecto soberanista se presenta como el instrumento para conseguir la paz. ETA le ha dado el visto bueno con tres de sus votos. Ahora, después de haber desestabilizado el ambiente, pretende demostrar que no se puede alcanzar el gran objetivo sin contar con ella, porque tiene la última palabra para hacer callar las bombas. En segundo término, estamos ante una continuación de su último comunicado, en el que insta a negociar, pero también avisa de que seguirá en activo hasta que Euskalherría consiga lo que llaman el restablecimiento de sus derechos. Como las palabras podrían resultar insuficientes para demostrarlo, las acompaña con la elocuencia de los hechos. Y, por último, trata de desmentir lo que se filtra desde estamentos oficiales: que estamos en los últimos instantes de la banda, y que la tregua, provisional o definitiva, está a punto de anunciarse. Algunas informaciones ofrecidas estos días por miembros del Gobierno en círculos restringidos han resultado de un optimismo bienintencionado, pero a todas luces exagerado. Se ha llegado a decir que el terrorismo «pronto será historia pasada». Parece que hay ministros y altos responsables de los partidos gobernantes en España y el País Vasco que parecen desconocer la historia del terrorismo. ETA los ha despertado de sus sueños. Los ha despertado con cuarenta kilos de explosivos. ¿Y saben lo más indignante, una vez que no hubo víctimas mortales? Que los señores de la pistola y la bomba manejan la actualidad a su antojo. Juegan con las ilusiones y los proyectos cívicos. Después de casi 40 años, todavía no hemos aprendido su lección.