En la fosa común

HORAS DESPUÉS de que el Rey Juan Carlos dijera ante el Parlamento marroquí que hay que evitar a toda costa que el mar intermedio entre los dos países se convierta en una fosa común, se producía un hallazgo macabro: una patera perdida, con diez cadáveres a bordo, era avistada por un buque mercante a 300 millas al sur de las Canarias. Ha de ser el acuerdo de los dos países el que impida que estos dramas se reproduzcan intermitentemente. En el bien entendido de que no basta con medidas represoras y policiales: para que el ímpetu de los emigrantes se someta a la racionalidad y al instinto de conservación será también preciso contribuir al desarrollo interno de los países que generan los mayores flujos, y que difícilmente pueden tener mayor control de sus fronteras.