El reelegido

NO DEJA de tener gracia que el reelegido presidente Bush se haya hecho pasar por un buen chico que lo único que le interesa es la paz y la libertad en el mundo, más o menos. Lo ocurrido en Washington es la mejor demostración del abismo a menudo existente entre la verdad real y la verdad oficial. Y para celebrar la reelección, según cálculos hechos por algunos, se ha gastado tanto dinero como el necesario para remediar el hambre y los males de un montón de desgraciados en el mundo. No me diga alguien que eso es demagogia, porque eso es, otra vez, la verdad objetiva. De momento, la paz mundial ha caído en picado en los últimos cuatro años siendo Irak quien se lleva la palma. A nueve días de las elecciones en ese país, los niveles de muerte y violencia continúan igual o se incrementan. Eso que pasa en Irak es una orgía de violencia en todas direcciones. Y si hablamos de terrorismo, hay que decir bien alto que hace dos años allí no había ni un simple atisbo, mientras que ahora el país se ha convertido en la mayor concentración del terrorismo internacional o islámico. Lo sorprendente es que todas estas evidencias no estén de modo permanente en las portadas y en las aperturas de todos los medios informativos del mundo entero. Nada de ello habría ocurrido en el caso de que no se hubiera producido la ilegal, injusta e injustificada guerra contra Irak, decretada por los tres de las Azores, aunque dirigida y protagonizada sobre todo por el reelegido. Pero lo más sorprendente de todo es que a Bush lo votaron tres millones más de americanos que a su contrincante Kerry. Ellos sabrán por qué.