El museo del vino

LA JUNTA, a instancias del Consejo de la Denominación de Origen Bierzo, tiene la intención de construir un Museo del Vino. Las autoriades competentes todavía no han tomado una decisión sobre la ubicación del mismo, aunque se han barajado, porque así lo han solicitado formalmente varios ayuntamientos, los lugares de Cacabelos, Camponaraya y Villafranca. Todos estos lugares guardan una estrecha relación con el vino, pues son zonas que desde antiguo cuentan con extensos viñedos, unas mismas variedades de uva y una tradición común en la elaboración de los caldos; pero no todos reunen las mismas condiciones para albergar un museo del vino comarcal, aunque sí todos tienen el mismo derecho a lograrlo. Me parece, aunque algunos me acusen de partidista, lo que sin duda soy en esta cuestión, que Cacabelos reune muchas condiciones que avalan su pretensión de convertirse en la sede del proyectado Museo del Vino. Quizá el más importante es el deseo unámine de autoridades locales, cooperativistas, bodegueros y ciudadanos que, desde hace mucho tiempo vienen reclamando que se construya en esta localidad. Para ello han ofertado primero el edificio de la antigua bodega Rofemar, adquirido por el Ayuntamiento en el año 2003, y luego terrenos en los aledaños de la sede del Consejo, que en estos momentos se construye en terreno público de la villa Cacabelos es hoy la villa más dinámica demográficamente y la de mayor población de los tres lugares nombrados; cuenta con numerosos servicios pues está volcada hacia el turismo, por lo que ofrece una amplia oferta hotelera y hostelera. De las tres villas es la que goza de una mayor centralidad geográfica, ya que se sitúa en medio del Bierzo, a orillas del Cúa y a la vera del Camino de Santiago, por lo que es un pueblo profundamente jacobeo. Los terrenos ofertados están ubicados precisamente al lado del Camino. En sus alrededores se sitúan también el Castro de la Ventosa y el monasterio cisterciense de Carracedo. En la villa del Cúa radica la sede del Consejo de la Denominación de Vinos del Bierzo, denominación aprobada en 1989. Sus gentes, la cooperativa y sus bodegueros fueron los principales impulsores para conseguir para el Bierzo esa importante denominación, por eso el Consejo siempre tuvo aquí su sede. En el año 2004, con el apoyo económico de la Junta, se inició la construcción en la villa de una nueva sede, según proyecto de la empresa catalana Zade & Vilá asociados, y que en mayo se adjudicó a la empresa Valsan Construcciones. Aunque no es una condición sine qua non, parece razonable que el Museo se ubique en los aledaños de la sede porque de ese modo estará mejor atendido. El Consejo celebra todos los años en Cacabelos, coincidiendo con las ferias de la Cruz de Mayo, una Feria del Vino, que es un buen escaparate para los caldos bercianos por la gran cantidad de gente que durante esos días visita la villa; esta feria renueva la tradición ferial de la villa, que se remonta al siglo XIII, con las ferias de San Marcos, San Miguel y San Bartolomé. El vino y la cultura del vino tiene una enorme tradición en la villa. Tal vez por ello un refrán, recogido en el siglo XVI, recuerda que «o viño de Cacabelos hace bailar a os vellos». A iniciativa de la cooperativa se creó en los años noventa el primer Museo del Vino en Cacabelos. Se encuentra ubicado en dependencias de la propia cooperativa. En él se exponen al público aperos para la labranza y recolección de la vid, máquinas y otros ingenios para la obtención y tratamiento de los vinos y alcoholes, y una muestra de etiquetas y vinos de la comarca. Todo estos materiales, así como el monumento al lagar, que se encuentra al aire libre al lado del puente sobre el Cúa, son piezas que contribuirían a engrandecer el futuro Museo del Vino del Bierzo. Creo que, sin desdeñar los argumentos que puedan alegar Camponaraya y Villafranca, Cacabelos cuenta con muchas y buenas razones para albergar este museo.