Bush, el visionario
EL DISCURSO de Bush en su toma de posesión del segundo mandato ha sido el de un visionario que se cree en posesión de la verdad revelada. La palabra más repetida ha sido libertad, aunque en acepciones que no pueden compartirse íntegramente. Para el presidente norteamericano, la seguridad de su país pasa por el fin de las tiranías, y ello es razonable, pero tal tesis es peligrosa si no se entiende que el acceso de los países a la democracia no es fácil ni a menudo posible si no se les facilitan previamente ciertas condiciones para el desarrollo cultural y socioeconómico. La guerra no es el modo de extender la democracia a todo el orbe. Y parece claramente que el mesianismo de George W. Bush va por este camino belicoso, turbulento e ineficaz.