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Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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¡CIELOS! ¡El Vaticano! Teníamos poco con las críticas de los obispos al gobierno español, y aparece el Papa con un discurso demoledor. Tan demoledor y genérico que, una vez cogida la carrerilla de la descalificación, Su Santidad incluye en su mensaje el Plan Hidrológico Nacional. Yo ignoraba que cambiar un trasvase por desaladoras atentase contra las raíces cristianas. Pues sí, señores: atenta. Si no atentase, Juan Pablo II no lo incluiría entre los asuntos que condenarán al infierno aJosé Luis Rodríguez Zapatero y sus ministros. Este cronista, como creyente, respeta y sigue la palabra del Papa. Por tanto, está dispuesto a entender y justificar gran parte de su diatriba. Es razonable que el Papa asista inquieto al avance del laicismo en la sociedad, aunque es discutible que ese proceso sea responsabilidad directa de un gobierno. Es justo que, como cabeza de la Iglesia, se entristezca al ver cómo el hecho religioso se relega a la esfera de lo privado y esté perdiendo relevancia pública. Es normal que exprese sus quejas por la enseñanza de la religión. Y es lógico que esté alarmado por las uniones homosexuales, que tanta ofenden a la eterna visión eclesiástica del matrimonio. No quiero cometer pecado de desobediencia ni de falta de respeto a mi líder espiritual, pero esta vez tengo la impresión de que el Vicario de Cristo en la tierra ha lanzado una diatriba demasiado injusta. Hay puntos donde recuerda a Aznar y su queja de que estos socialistas se dedican «a deshacer concienzudamente la labor hecha», como el Plan Hidrológico. Hay puntos donde Su Santidad parece haber bebido de una fuente sectaria y radical, que contempla en el gobierno socialista la encarnación del Maligno, que destruye la tradición cristiana. Y hay puntos donde Juan Pablo II, sencillamente, comete una injusticia. ¿Es que somos peores que el resto de los europeos por usar preservativo y recomendarlo para la prevención de enfermedades? ¿Es que se puede condenar a quien propugna avances científicos basados en la aplicación de las técnicas con embriones, aplicados a curación de enfermos? Tengo la impresión de que alguien le ha dibujado al Papa una España irreal, gobernada por un equipo que no sólo es agnóstico, sino anticristiano. Tengo la sospecha de que alguien le ha pasado un informe parcial, donde se le comunican los pecados, pero no los privilegios, que es donde realmente puede actuar un gobierno. Tengo la sensación de que ese «alguien» ha cometido un pecado de injusticia con la convivencia interna. La razón es simple: una vez que habló el Papa, y de la forma que habló, oponerse a este Gobierno es una obligación de conciencia para un católico practicante. Se acaba de abrir la guerra de la religión.