Davos y Porto Alegre
EL PRESIDENTE Chirac, presente en la cumbre de Davos y consciente de que el mundo mira con recelo la reunión suiza por su proverbial economicismo, ha optado por ponerse al frente de la inquietud social y ha enarbolado una bandera que durante mucho tiempo ha sido patrimonio exclusivo de los antiglobalizadores: el presidente de Francia ha sugerido la creación de una tasa global sobre las transacciones financieras y el fraude fiscal para combatir el sida en el mundo, así como la creación de un consejo global de gobierno económico y social. Los expertos ya han comenzado a poner peros a la propuesta que consideran de difícil implantación pero resulta esperanzador que los ricos comiencen a asumir en Davos algunas de las tesis que los pobres defienden en Porto Alegre.