Diario de León

DESDE LA CORTE

La maniobra perfecta

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FERNANDO ONEGA
León

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SI USTED ha escuchado alguna cadena nacional de radio estos días, habrá observado cuál es el mayor problema de este país. No es la economía, ni la falta de policías para proteger a la mujer amenazada, ni la precariedad del empleo. El gran problema, asombraos, es adivinar si Ibarretxe acudirá el martes a defender su Plan en el pleno del Congreso. Grave asunto para dirigentes políticos: Manuel Marín ha dicho que la ausencia del lehendakari plantearía una crisis institucional. Y Mariano Rajoy, en tono de película del oeste, le dijo algo que ha sonado así: «Si no vienes, eres un cobarde, y un cobarde tiene que dimitir». Según las grabaciones, este Rajoy retador ha sido muy aplaudido, porque a la militancia le gusta el estilo John Wayne y la emoción del desafío. Eso de identificar el silencio con la cobardía y la valentía con el derecho a estar en el poder le presta un aire novelesco a la política. Para responder de forma contundente y desmentir que es un cobarde, el señor Ibarretxe tiene tres salidas. La primera, aparecer el martes en el Salón de Plenos, dar un empujón a la puerta e irrumpir en la tribuna al estilo del vaquero valeroso: «¿Quién es el barbas que se atrevió a llamarme cobarde?» Animaría mucho la vida parlamentaria. La segunda, aprovechar el mensaje de Manuel Marín con este planteamiento: ¿no acudir supone una crisis institucional? Pues no vamos. Cuanto más grande sea la crisis, más reacciones airadas encontraremos en Madrid, y más argumentos nos dan para la campaña electoral. Pero hay una tercera salida mucho más efectiva y democrática: acudir, aprovechando lo que permite la ley. La legalidad le ofrece al Parlamento vasco la posibilidad de enviar hasta tres diputados autonómicos. Enviémoslos. Dos de ellos pueden ser de la coalición gobernante, incluso el propio Ibarretxe. Pero el tercero puede ser el portavoz de Batasuna y Sozialista Abertzaleak. Puede ser Arnaldo Otegi. ¿Os imagináis la faena? Pues, si hay un mínimo resquicio legal para enviarlo, que nadie lo descarte. La maniobra sería histórica. Se pondría a los servicios jurídicos del Congreso a dilucidar si puede entrar en la Cámara el representante máximo de una organización declarada ilegal por el Tribunal Supremo. Podríamos ver el espectáculo de los guardias impidiendo el acceso del señor Otegi. Y, si consiguiera dar su discurso, nadie impediría la imagen de que la banda terrorista ETA ha conseguido hablar en la sede de la soberanía nacional de España. No me digáis que no es tentador. A efectos prácticos, ¿qué más le da al PNV y al gobierno vasco? Si yo fuera nacionalista, me pondría a estudiar la perversa idea. Y, si fuera miembro del gobierno español, me pondría a no descartarla.

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