Diario de León
León

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MI MADRE estaba muy contenta: «Zapatero ha dicho que va a subir las pensiones, especialmente las más bajas. Así que, por fin este año vamos a tener una subida digna». La pensión de mi madre es baja. Menos del 50 por ciento de lo que cobraba mi padre antes de fallecer, que tampoco era una gran pensión, después de haber trabajado casi cuarenta años de sol a sol. Quienes deciden que las pensiones de una mujer viuda deben reducirse a menos de la mitad, deben ser extraterrestres. Si no, no se entiende. Cuando un matrimonio se reduce al 50 por ciento, los gastos no bajan en la misma medida. Hay que pagar la casa, la luz, el agua, la calefacción, los seguros si hay, las derramas de la casa, que siempre llegan cuando menos tenemos...Y, luego, pagar el IRPF. Ni Telefónica ni Iberdrola ni la compañía del agua ni Hacienda reducen la factura al 50 por ciento, porque ese no es su problema. Así que las viudas ahorran algo en comida, más bien poco; en calzado (ya andan menos);o en ropa, aunque los mayores tiran de lo que tienen de «fondo de armario» (más armario que fondo). Pero la pensión, reducida al 45 o 50 por ciento de lo que era, no llega ni para agua. Por eso, cuando el Gobierno anunció un trato especial para las pensiones más bajas, mi madre y otros cientos de miles de viudas se sintieron esperanzadas. Mi madre, como esa inmensa minoría silenciosa que nunca protesta ni tiene sindicatos que las apoyen, no pensaba en un viaje, ni en grandes extras. Simplemente en poder llegar a fin de mes sin grandes agobios. Pero... cuando ha llegado la subida, no ha podido menos de decirme: «oye, mira eso, porque yo creo que se han tenido que equivocar». A mi madre le han subido once euros al mes, un dos por ciento. Para otra viuda que conozco, y que tiene una pensión aún más baja, un tres por ciento, diez euros. Con eso, ni para zapatillas. Su gozo en un pozo, aunque mediáticamente el Gobierno ha cumplido los objetivos. Muchas viudas dicen que si no hay dinero para las pensiones indignas que perciben, a qué viene conceder pensiones extraordinarias a los «niños de la guerra», querer pagar los gastos de cambio de sexo de un transexual o que los parlamentarios tengan derecho a una pensión máxima con un mínimo de cotización. Mientras a alguna no se le ocurra montar el PVO, es decir, el Partido de las Viudas Olvidadas y sumen uno o dos millones de votos disciplinados, no tienen nada que hacer. Según termino de escribir este artículo, aparece Zapatero en la tele y promete otra subida de las pensiones en 2005. Prepárense ya. El que avisa no es traidor.

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