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Y AHORA, ¿qué? Después del intenso debate parlamentario en el que fue rechazado el plan Ibarretxe, ¿qué va a pasar con el proyecto de reforma del Estatuto de Guernica ? Sobre el papel, si el lendakari acata el resultado de la votación, el proyecto debería ir a la papelera o a dormir el sueño de los objetos imposibles. Está claro que, legalmente, el plan Ibarretxe, no tiene más recorrido. Ocurre, sin embargo, que Ibarretxe sólo piensa en nacionalista (olvidándose de que es el presidente de «todos» los vascos) y, en consecuencia, todo hace suponer que va a convertir el plan en el programa electoral con el que el PNV se va a presentar a las elecciones que se van a celebrar en primavera. Por eso asistimos el martes en el Congreso al primer mitin de campaña. Cuando amenazó en «dar la voz al pueblo» -caso de no ser aprobado el plan-, sin duda estaba ya pensando en las urnas. Pero no en las de un hipotético y por ilegal arriesgado referéndum. No. Está claro que tras un cuarto de siglo en el poder, la oligarquía política vasca constituida alrededor del PNV necesita perpetuarse y, para ello, no duda en impulsar proyectos que, como el Plan Ibarretxe, contribuyen a la división y el enfrentamiento entre vascos. Repetir en Ajuria Enea es el objetivo a plazo fijo que se ha propuesto el sanedrín de Sabin Etxea. La apuesta es fuerte porque con Batasuna ilegalizada esperan cosechar los votos de los turiferarios de la ETA, pero por el camino les ha salido un competidor con el que no contaban. Me refiero al Partido Socialista de Euskadi.No tanto por el plan López, sino por lo que escuchamos el martes en el Congreso de los Diputados al presidente del Gobierno. Porque, esa fue una variable con la que los estrategas del PNV no habían contado. Qué también Zapatero pronunció el primer discurso del primer mitin de las elecciones autonómicas vascas. De Miranda de Ebro para abajo, seguramente, el discurso de Rajoy (y también el de Rubalcaba) fueron los más valorados. Pero también tengo para mi que el pronunciado por Zapatero fue el más apreciado en el País Vasco. Y no sólo por los constitucionalistas. La intención mesurada y el fondo liberal del discurso del presidente del Gobierno fue la variable con la que no había contado Ibarretexe como quedó claro en la intervención del diputado Erkoreka que no acertó a modificar un discurso pensado para meter en el mismo saco al PP y al PSOE. La coalición PNV-EA quiere, necesita, la mayoría absoluta para seguir ocupando el poder. Lo que no sabemos es si había previsto lo que podríamos llamar el efecto Zapatero. Pronto saldremos de dudas, porque estamos a menos de cien días de las elecciones.

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