Diario de León

A CAMPANA TAÑIDA

Pactos y triquiñuelas

Publicado por
FERNANDO DE ARVIZU
León

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LOS SOCIALISTAS manejan bien eso de pactar, tan bien que a veces pactan en secreto o niegan la existencia de dichos pactos. Tal ocurrió en los tiempos en que andaba en juego la alcaldía de León. La gente, que no es tonta, presentía que había pacto: la alcaldía para el PSOE, la Caja para la UPL. La existencia de tal acuerdo fue negada con la marrullería habitual, hasta que Rodríguez de Francisco ha sacado el documento. Los papeles son malos enemigos, así que aunque ahora Villalba diga que esos pactos eran legítimos, la cuestión es que no solo los ocultaron, sino que mintieron al negar su existencia. Y es que antes se pilla al mentiroso que al cojo. Pactos secretos en cuanto al contenido, pero cuya existencia no se han atrevido a negar son los de la entrevista larguísima de Zapatero con Imaz, pontífice del PNV, que se mantenía secreta cuando se debatió el Plan Ibarretxe ¿De qué hablaron?, ¿a qué se comprometió Zapatero?, ¿qué relación tiene esta entrevista secreta con la mantenida anteriormente con el propio Ibarretxe, que duró casi cinco horas? El poder debe ser discreto, pero cuando las cosas salen a la luz, queda en entredicho si no es capaz de detallar compromisos. Porque después de saberse lo de Imaz, el debate suena un poco a paripé. Mucho rechazarlo en nombre de los grandes principios, de la Constitución, de la unidad de España que ésta consagra, pero cuando subyacen conversaciones secretas cuyo contenido no quiere desvelarse, la cosa huele a chamusquina, como mínimo. Porque puede oler a algo más: a sentex o como se llame el explosivo que pusieron los etarras en el recinto ferial de Madrid. Sin duda como advertencia al gobierno para que no se olvide de retomar las conversaciones en el lugar donde se quedaron: el posible indulto o lo que sea para los presos de la banda encarcelados en la actualidad. Lo de las triquiñuelas tiene que ver con el inefable Moratinos, el ministro que se mete en todos los charcos que encuentra. Los ingleses, que son muy suyos, volvieron a meter en Gibraltar un submarino averiado. El ministro se lo calló, a ver si colaba, pero no fue así. Y entonces allí vino el decir que era cosa de poco, que ya se iba, que había protestado convocando al embajador ¡Qué distinta reacción a cuando atracó otro submarino gobernando el PP! Entonces estaba en juego la dignidad nacional, la supervivencia del Campo de Gibraltar, la contaminación por siglos de las aguas de la bahía de Algeciras... Pero ahora, como el marrón les cayó a los socialistas, ni vimos a Chaves con la pancarta -estaba en Cuba, fascinándose con Castro- ni al propio Zp, ni se montó un debate en el Congreso. Rajoy dijo que no pagaría con la misma moneda. Rajoy es demasiado bueno. Yo les hubiera hecho tragar su propia medicina, al menos unas cucharadas. En todo caso, o bien lo del PSOE entonces fue una movida política sin fundamento, o bien ahora Blair les ha metido debajo de la mesa. En todo caso, Zp debería pedir disculpas por las demasías de entonces, dado que Rajoy ha demostrado que sí tiene talante; y Moratinos a su casa, porque quiso engañarnos con su silencio. Y también porque ha convertido el Palacio de Santa Cruz en un corrillo de acusicas.

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