Madrid, lacerado e irritado

EL INCENDIO de la torre Windsor, ubicada en la gran manzana de Azca, que ha venido actuando a modo de corazón financiero de la capital de España, ha obligado a adoptar severas medidas de seguridad ya que los restos humeantes del edificio amenazan ruina. Las molestias a los ciudadanos, que rebasan en este caso lo razonable, explican que se evidencie cierto grado de irritación porque es difícil encontrar una explicación a lo ocurrido: si el edificio no disponía de los necesarios sistemas de seguridad -se hallaba en obras para adaptarlo a las normas actuales-, lo lógico hubiese sido paralizar su funcionamiento hasta que ofreciese garantías. Y la pregunta que todos nos hacemos es obvia: ¿cuántos edificios más de gran altura están en condiciones parecidas?