Lo olvidado

NI AGRADECIDO, ni pagado, dice el refrán, y dice bien. En un gesto que le honra, Rajoy decidió olvidar la conducta de Zapatero y no pagarle con la misma moneda en el caso del submarino de Gibraltar. Por supuesto, ZP no se lo agradeció. Y la cosa se saldó con una comparecencia descafeinada de Moratinos en el Congreso y aquí paz y después gloria. Se ha perdido una buena ocasión de hacer las cuentas por la demagogia socialista con el Tireless. Ahora, cuando se ha hundido buena parte del barrio del Carmelo en Barcelona, corremos el riesgo de volver a incurrir en el mismo olvido. Desaprensivamente, se metió una máquina tuneladora a horadar el suelo de ese barrio para ampliar el Metro. Y cientos de personas han perdido sus casas, o no pueden volver a ellas, porque ese subsuelo no permitía las obras que se acometieron. ¿Dónde está la Comisión de Investigación en el Congreso?, ¿dónde otra semejante en el Parlamento de Cataluña?, ¿es que en una catástrofe de tales dimensiones se puede descartar de entrada la negligencia?, ¿es que se pueden considerar suficientes las ayudas que el Gobierno ha dispuesto para los damnificados?, ¿se puede reemplazar el piso perdido con diez mil euros?, ¿se puede amueblar una casa con mil quinientos? Debe ser una muestra de las soluciones habitacionales de la ministra de Vivienda. Por si fuera poco, una de las torres emblemáticas de Madrid, la Windsor, ha sido pasto de las llamas. Me extrañó e indignó que a las poquísimas horas, cuando nadie aún había podido entrar dentro del edificio, que era una antorcha, se descartase la idea del atentado. Tales prisas me recordaron al incendio de la churrera del Hotel Corona de Aragón de Zaragoza, que al cabo de los años se supo era un atentado de ETA, que no reivindicó al comprarse su silencio con indultos discretos. Ahora se dijo que era un cortocircuito, que se estaban realizando obras de acondicionamiento. Y claro, la empresa estableció que en el punto donde se originó el incendio no estaba realizando trabajo alguno, así que no era responsable de la catástrofe. Pues si nadie hacía nada en aquel punto, ¿cómo se produjo el incendio?, ¿no es muy precipitado descartar hipótesis tan pronto?, ¿y si fue un atentado?, ¿va a permitirse que una catástrofe de esta envergadura pase por un simple siniestro privado, cuando ha podido arder todo el complejo de Azca?, ¿a qué hora comenzó el incendio?, ¿cuánto se tardó en llamar a los bomberos? Hoy ya se habla abiertamente de retraso deliberado en avisarles, ¿por qué? Y sobre todo, ¿por qué se originó el fuego? Ninguno de estos incidentes y más que incidentes, debiera pasarse por alto, ni echarse en saco roto. No es bueno olvidar, porque en política el favorecido por el gesto generoso se aprovecha y encima no lo agradece. Además, siempre se perjudica a alguien, porque a la obligación por parte de uno, corresponde un derecho por parte de otro, que es el único que puede olvidar, nunca el que debe. En la vida política, las deudas y los créditos no prescriben nunca. Así que nada de hacer la vista gorda, porque como dice el refrán: lo olvidado, ni agradecido ni pagado.