Diario de León
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FEDERICO ABASCAL
León

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SI, COSA HARTO improbable, hubiera este domingo una alta participación en el referéndum y abundante mayoría de votos afirmativos, no sería justo hablar de un éxito del Gobierno socialista y de su presidente, convocante de la consulta. Pero si, lo más probable, las urnas reflejasen una abstención voluminosa e, incluso, descarada desde el plano de la moral cívica, tampoco sería razonable atribuirle el fracaso al Gobierno. En este referéndum, sólo la Unión Europea va a cosechar un fracaso o un éxito. Las demás lecturas sobre el resultado o bien endulzarán algún rencorcillo político, si ganase la abstención, o bien evitarán al Ejecutivo, si hubiera un número razonable de votos, y además afirmativos, una monserga sobre el desaire que le habría hecho la sociedad española. Los más viejos de la localidad gozamos de la necesaria perspectiva para proyectar el envidiable presente de España sobre los últimos sesenta años de nuestra Historia. Quien haya cumplido cincuenta años vivió los últimos veinte años de franquismo, en los que la dictadura, incluso matando por ideas políticas, según sentencias sumarias de tribunales militares, fue suavizándose en la represión, aunque sin admitir la menor disidencia ideológica. El aislamiento del país sólo tenía el respiradero de su anticomunismo, gratificado cicateramente por Estados Unidos, pero utilizado por Franco para sobrevivir en su islote dictatorial rodeado de tiburones democráticos. Desde la muerte de Franco al ingreso de España en la Comunidad Europea pasaron once años, en los que el país se ganó a pulso la democracia, pero durante ellos sufrimos aplazamientos y desdenes de algunos países de la Europa a la que ahora pertenecemos porque nuestra economía arrastraba vicios antiguos y problemas nuevos. Y al fin, 1986, ingreso en la Europa soñada en la larga vigilia franquista. Y el despegue económico, y la adquisición de influencia política en el mundo, y una cuota razonable de poder en Europa, magnificado incluso por la habilidad diplomática de algunos gobiernos españoles. Hay temas para reflexionar en este día de reflexión.Reflexionando bien, no parece que existan motivos para que unos intenten convertir el referéndum en un plebiscito que desaire a José Luis Rodríguez Zapatero, y otros en una consulta que demuestre la clarividencia anticipatoria del presidente del Gobierno. Se trata únicamente de Europa, de su Constitución más o menos atractiva, más o menos estudiada. Y hay que ir a votar, para introducir en la urnas una de las tres opciones: sí, no, blanco.

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