EL BALCÓN DEL PUEBLO
El cielo y las alcantarillas de Madrid
SALEN A LA LUZ en tromba. Así atacaba antaño la selección española de fútbol. En los últimos días se acumulan sobre la mesa de las redacciones noticias generadas en comunidades autónomas que palidecen las del Gobierno central, sean positivas o negativas. Si la Generalitat de Cataluña está quedando muy en evidencia con los hundimientos en el barrio barcelonés del Carmelo, no le va a la zaga la queja de S. M. don Manuel I de Galicia. Fraga ha declarado que se sintió poco respaldado por el gobierno de Aznar durante la tragedia del Prestige. El nieto Aznar ha reprendido al abuelo Fraga. El ex presidente nunca admitió un error en sus ocho años de gobierno.¿Cómo lo va a hacer ahora, ya en la trastienda de la política? Aznar respondió a Frga por escrito y éste le mandó otra andanada: nos defraudó que no hubiera visitado la Costa da Morte. Una costa de betún que recorrí en los día negros con más chapapote y solidaridad que ha vivido Galicia: desde Muxía a Fisterrra; desde una y otra orilla de la Ría. El rifirrafe entre el padre-padrone de la derecha y su sucesor pone al descubierto otras tensiones en el PP. Pero, sin duda, la noticia de origen autonómico con más calado en los dos últimos días ha sido adobada en la Comunidad de Madrid. La trama de corrupción descifrada tiene sede en el Ayuntamiento de Majadahonda, al que ya llaman Tejadahonda. Es necesario una especie de revival. De este ayuntamiento fue corregidor el antiguo secretario del PP madrileño, Romero de Tejada, famoso artista y guionista en el espectáculo de esperpento político porotagonizado por los ex socialistas Tamayo y Sáez. Vuelven a salir a la luz los efectos olvidados, que en política suelen ser mortales. Ahora se ha sabido que el último alcalde de Majadahonda, también popular, fue obligado a dimitir por instrucciones directas de Esperanza Aguirre, ex-presidenta del Senado y actual titular de la Comunidad de Madrid. Objetivo: anular un concurso municipal y adjudicar los terrenos a otros amigos de Romero de Tejada. El leonés Julio Llamazares, quizá el mayor talento literario actual, acaba de presentar su novela aún caliente: El cielo de Madrid . Julio eleva su sensibilidad al cielo de Madrid, igual que la hacía resbalar sobre las nieves blancas de su pueblo de nacencia. Incluso atar demonios con las maromas líquidas que ahogaron Vegamián. Pero Julio no puede imaginar los lodos que atascan las alcantarillas en la periferia madrileña. Nuevamente Esperanza Aguirre y Romero de Tejada se ven envueltos en otra trama de urbanismo y corrupción, aunque sea cortando cabezas del PP. Desde los tiempos de Tamayo y Sáez, pasando por la manipulación ultraderechista de la manifestación en apoyo de las víctimas del terrorismo, hasta este nuevo escándalo, todo son señales de que en la Comunidad de Madrid huele a podrido. Es como un cóctel batido de urbanismo, corrupción y ultraderechismo. Un cóctel servido y organizado por los mismos que se han dedicado a machacar y marginar a Ruiz Gallardón después de utilizarle para ganar las elecciones municipales de la Villa. Esperanza Aguirre pretende ser una nueva dama de hierro en versión del barrio Salamanca. A este paso, es muy difícil que lo consiga. Y menos desde el fango.