Diario de León
Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

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LAS ENCUESTAS y los pronósticos de los días anteriores se veían confirmados a la hora del cierre de los colegios electorales. El margen de error era escaso. Durante los días, semanas e incluso meses anteriores se había venido advirtiendo acerca de la probabilidad de que la participación de ciudadanos batiera todos los récords a la baja, y así ha sucedido. Y, del mismo modo, estaba cantado el triunfo de los síes, entre quienes finalmente acudieron a las urnas. Ambas cosas han sucedido perfectamente como habían sido pronosticadas y previstas: Se nos insistía en que acudirían a las urnas entre un 35-40% de los votantes con derecho a hacerlo, y que lo esperable era el triunfo del voto afirmativo. Y en efecto, la participación ha quedado establecida por debajo del cuarenta por ciento, y por encima del setenta y cinco por ciento han sido síes. ¿Qué decir de tales datos? Primero, que habremos sido los primeros de Europa, pero muy escasamente podemos situarnos como modelo a imitar. No ha quedado demostrado, ni mucho menos, que Europa nos interesa. Apenas a una de cada tres personas ha interesado la convocatoria electoral. Y esa deficiencia bien puede motivar reproches a la clase política, y particularmente al Gobierno -pero no sólo, la tarea de explicación a la ciudadanía no es exclusiva del Gobierno-; la clase política no estuvo precisamente hábil y activa a la hora de interesar por materia tan decisiva y trascendente como es la implicación de los ciudadanos con la Europa del presente y del futuro. ¿Nos interesa Europa, las decisiones que se adopten en Europa, el funcionamiento de la Europa de veinticinco o más estados? Ciertamente, nadie lo puede siquiera dudar. No hay ninguna duda de que nos ha venido interesante en el último cuarto de siglo y cada vez será más determinante en nuestras vidas todo cuando se decide en Bruselas, sede de la Unión, en Estrasburgo, sede del Parlamento Europeo, o en Frankfurt, sede del Banco Europeo. Pero ha sido evidente que la campaña de explicación de la Constitución no llegó a conseguir ese suficiente interés de la ciudadanía en porcentajes satisfactorios. En cuando a quienes sí acudieron a votar, resulta abrumador el dato positivo. En este punto ha resultado mucho más abultado de lo que casi todos suponían, por más que la mayor parte de las fuerzas políticas de mayor implantación invitaban a inclinarse por esa opción. El sí también ha resultado abrumador, aunque algunos, en eso también hay pocas dudas, hubieran querido dar ese segundo bastonazo al Gobierno de la nación, incluidos determinados militantes-dirigentes del PP, que se han apresurado a reprochar la insuficiente participación al PSOE gobernante en exclusiva.

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