Cerrar
Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

Creado:

Actualizado:

¿OS IMAGINÁIS que el gobierno encarga su proyecto de reforma fiscal a un comité de expertos? ¿Se entendería que el mismo gobierno encomendase un proyecto de reforma educativa a un grupo de estudiosos? No parece muy razonable. Supondría una renuncia a sus propios criterios. Pues algo parecido hizo con los medios estatales de comunicación: buscó a un grupo que hemos convenido en llamar de «sabios» y les encomendó la tarea de diseñar el modelo de RTVE y la agencia Efe. El gobierno socialista, que había hecho de estos medios uno de los ejes de su ofensiva contra el gobierno Aznar y que tenía, al parecer, un esquema muy claro de independencia y profesionalidad, renunció así a su capacidad de iniciativa. Si asume lo que dicen los sabios, aunque no coincida con su esquema, habrá renunciado a sus propias ideas. Si sugirió a los sabios la meta a que debían llegar para garantizar la coherencia, los ha utilizado como disculpa. En cualquiera de los dos casos, objeto la mayor. Un gobierno tiene la obligación de arriesgarse con su propio modelo. Descansar su responsabilidad en unos señores cuyo conocimiento de la radio y la televisión pública es una incógnita, es hacer un uso espurio del liderazgo que la sociedad le ha encomendado. Pero está hecho, y hay que aceptarlo. Por lo menos tenemos un papel sobre el que discutir. ¿Primera impresión? Es un informe fácil. Tira por la vía de en medio, le carga al Estado con toda alegría los 7.700 millones de euros de deuda de RTVE (más de la mitad del presupuesto del teórico Plan Galicia que nos había ofrecido Aznar), y dibuja una financiación de alumno de secundaria: parte con publicidad, parte con subvención pública y una ilusoria obligación de no endeudarse más. Después copia el modelo británico de dirección y se hace una proclamación teórica de independencia. Aunque los redactores han usado muchos informes y papeles, les ha salido una propuesta de charla de café. Que nadie se haga ilusiones ni se alarme. Sólo estamos ante un papel. Si se trata de endosar a los contribuyentes más de un billón de pesetas -que tendrían que ser sustraídos, por ejemplo, de los proyectos de infraestructuras de Galicia-, algo tendrán que decir las autoridades económicas. ¿Se va a renunciar también al equilibrio presupuestario? Si se trata de abrir otra vía de gasto público, algo tendrá que decir el Parlamento. Pero, sobre todo, si se trata de diseñar medios de comunicación del Estado, algo tendrán que decir los representantes de la soberanía nacional. Una reforma de este tipo, tan sensible, no se puede hacer sin el consenso de los demás partidos. Por lo menos, del Partido Popular, que es el llamado a sustituir al PSOE en la gobernación del país.