Fraga: buen diagnóstico, malas soluciones

DON MANUEL Fraga sigue siendo una de las mentes más lúcidas de este país. Algunas de sus propuestas han tardado años, pero han terminado siendo asumidas por gobernantes que no simpatizan con él. Sus análisis políticos son claros, contundentes y fruto de convicciones muy asentadas. Por eso suelen tener amplio eco. El último, en el Club Siglo XXI, ha sido un duro alegato contra los nacionalismos y contra Zapatero. Ha llegado a decir que ZP «alienta el resurgimiento del separatismo con sus alianzas parlamentarias». Fraga piensa, como mucha gente, que los nacionalistas tienen una influencia muy superior a la porción de sociedad que representan. Como diagnóstico, es correcto. Más discutibles son otros dos aspectos de su análisis: la generalización y las soluciones que propone. No son iguales el nacionalismo vasco, que fomenta el odio a España, y el nacionalismo del BNG, que acepta el marco constitucional español. No actúa igual el nacionalismo de CiU, que colaboró lealmente PSOE para garantizar la estabilidad, y el de Carod, que sustenta su apoyo en la práctica de la presión y el chantaje. Y tampoco son iguales los talantes personales: el propio Fraga estableció cauces de diálogo con Beiras, mientras que Aznar se negó a recibir a Ibarretxe. En cuanto a las soluciones, Fraga apunta dos: reformar la Ley Electoral y hacer una coalición entre PP y PSOE para salvar la unidad. Lo primero es interesante, pero ya imposible. No ha nacido político en este país que tenga el valor de echar a los nacionalismos del Parlamento. Crearía tantas tensiones y fomentaría tanto victimismo, que sería peor el remedio que la enfermedad. Es absurdo que medio millón de votantes de Carod tengan más poder que diez millones de votantes de Rajoy. Absurdo e injusto. Pero ése es un mal que el sistema español lleva dentro, y estamos condenados a convivir con él. ¿Y la gran coalición? Efectivamente, se hizo en Alemania. Y salió bien. Pero es siempre una solución extrema. Es la última solución cuando hay evidente peligro nacional, y no estamos en esa fase. Ni mucho menos. ¿Resolvería algo? Sí: durante dos o tres semanas. Al cabo de ellas, dejaría a los nacionalistas como única oposición y, por tanto, única alternativa. Crearía un frente contra tres comunidades autónomas, que se sentirían incitadas a la autodefensa y la rebelión. Sería la creación de un frente, con riesgo para la paz civil. Es decir: agravaría el problema, porque sería el germen de una nueva insatisfacción. Creo, presidente Fraga, que hay que seguir buscando otras soluciones. La resistencia ya la practicó Aznar. Nadie le puede negar autoridad en la materia. Y en ese clima ha sido donde se han criado monstruos como Carod.