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Publicado por
FERNANDO DE ARVIZU
León

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NUESTRA UNIVERSIDAD, como todas las españolas, tiene que adaptarse a la llamada convergencia europea. En palabras del Consejero de Educación de la Junta, lo tendrá más fácil que las otras tres universidades públicas, por varias razones . En primer lugar, un tamaño medio, ni demasiado grande ni demasiado pequeño, cosa especialmente importante en tiempos en que la demanda de alumnos ha descendido porque ha bajado la pirámide de población. En segundo lugar, una dimensión correcta de los puestos docentes y no docentes. Otras universidades están aún sobredimensionadas de profesores que cuestan caro y que hasta tienen problemas para impartir docencia por falta de alumnos. También para desarrollar una labor de investigación ante unos recursos que son siempre escasos y en cuya atribución juegan estos parámetros. En tercer lugar, una situación económica saneada, la mejor de las cuatro universidades de la comunidad autónoma. En suma, parte de una posición ventajosa para encarar ese proceso, con la esperanza de que los ajustes serán menos traumáticos que en las otras tres. Pero yo subrayaría con especial énfasis que nuestra Universidad tiene asumido un planteamiento estratégico en su gestión: sabe a dónde quiere ir y pone los medios necesarios para ello. En gestión estratégica, la primera regla es que si uno no tiene su propia estrategia -es decir, su propia planificación de objetivos- se la impondrán desde fuera. Y ello no solo respecto a lo que es la docencia reglada -las titulaciones- sino también respecto de otros estudios que no tienen titulación oficial -no reglados- pero que sí tienen su razón de ser, al atender una demanda social o anticiparse a ella. Y para muestra, basta un botón: acaba de programarse la docencia de la lengua china, del chino mandarín, que es el oficial allí. Puede parecer una fantasía, pues nada más lejos de la realidad. ¿Saben que tenemos alrededor de cien chinos estudiando en la Universidad? China, salvo una catástrofe política hoy impensable, va a ser el gigante de este siglo, no sólo por sus casi mil trescientos millones de habitantes, ni por su gran extensión. Lo será por su enorme dinamismo, por su expansión económica y por la vida tan sobria a que están acostumbrados sus habitantes. Francia, que tiene una sensibilidad especial para estas cosas, consagró el 2004 como el año de China, ojo al dato. Muy bien, pues, por la Universidad. El inglés, el español y el chino serán los idiomas de nuestro inmediato futuro. La segunda buena noticia tiene que ver con lo que ocurre sobre las pistas de nuestro aeropuerto. Después de las malas noticias de diciembre y enero, una nueva Lagun Air está levantando el vuelo. Con capital leonés, con sentido empresarial, con objetivos ambiciosos. Es para alegrarse, y para felicitar a sus promotores y a la Diputación Provincial, en especial a Juan Martínez Majo, presidente del Consorcio. Buena singladura, pues. Sólo falta que Aena, propietaria del aeropuerto, no ponga las dificultades del pasado trimestre, que se amplíe la pista, y se dote al aeropuerto de las instalaciones e infraestructuras necesarias para ser lo que debe ser un aeropuerto de su nivel. ZP tiene ahora una ocasión para lucirse. Veremos y diremos lo que sea de razón.

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