Los triglicéridos del más gordo

¡QUÉ NO tendrá el Bierzo!, que por tener, tiene hasta los habitantes más gordos del país. Estamos fondones. Abusamos de las grasas y del sofá con televisor incorporado. Vamos en coche hasta el quiosco y el único ejercicio físico que hacemos es el levantamiento libre de cuchara. No lo digo yo. Lo dice, con otras palabras, una especialista en endocrinología y una dietista, que han estudiado las tendencias, los trastornos y las enfermedades alimenticias que padecemos por una mala educación. Con estos precedentes, la receta está clara: A dieta. Y dicho y hecho. A Victorino Alonso, al magnate español del carbón, le han subido los triglicéridos y el médico le ha recetado contención. Nada de camiones y trenes cargados de mineral por las arterias del Bierzo y Laciana. Por eso, la central térmica de Cubillos del Sil, -la de Endesa-, no quema desde el pasado lunes sus calorías de carbón procedente de la MSP o de Uminsa. Aquí, Alonso impone su propia medicina en un pulso por el precio de la lechuga que le rebajará esos triglicéridos, ya que la referencia de la hortaliza en los mercados internacionales está al doble de lo que le paga Endesa, quien, por su parte, se aferra a su razón como unos novios recién casados: contrato y juntos para toda la vida. Y como un matrimonio, los dos andan con cuidado para no desvelar las cláusulas de confidencialidad. No vaya a ser que se enteren los demás pretendientes, los Viloria y compañía. En esas andamos cuando en el gallinero del Consejo Comarcal del Bierzo, lo más preocupante de su estilizada dieta es la retirada de los símbolos franquistas. Entonces, salta el gallito de Toreno y dice en un pleno con portazo que, para desenterrador de fusilados en cunetas, a él no le tose ningún rojo reconvertido de corbata. Penoso. Por cierto, hablando de dietas; a los próceres de la comarca parece que se le ha olvidado aplicar el proceso de adelgazamiento de la ya obesa administración. Ya saben, como diría la ridícula retórica política, «optimizar recursos». Pues, a optimizar. ¿Qué hacemos con tanta ventanilla de junta vecinal, de mancomunidad, de ayuntamiento, de Diputación, de Junta de Castilla y León y de Consejo Comarcal? No hace mucho se habló de crear un edificio en Ponferrada para todos en la urbanización La Rosaleda. ¡Ya está bien!. En un momento en donde la obesidad no forma parte de los cánones de belleza, hay políticos con anorexia mental. Y no sé yo lo que será peor, si la anorexia o la obesidad. Para completar tan frugal comida, los abogados de ambas vertientes de la sierra del Manzanal, se sentaron en Ponferrada a la misma mesa. No tendría chicha la cosa si no fuera porque entre ellos andan pleiteando en los juzgados por los estatutos del Colegio provincial. Cuentan los que allí estuvieron que el ambiente estaba tan tenso que se cortaba el aire con bisturí. Pero el barniz de la normalidad lo aportaron las dos partes, y las penas con vino se curan. Con corrección y educación. Y de postre, una ruta gastronómica de pecado: La de las jornadas de cocina monacal que promueven desde la palloza de Carracedelo. Ideas de esta naturaleza son las que también hacen avanzar un pueblo. El estómago y la mente van de la mano.