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Publicado por
EUGENIO MARCOS OTERUELO
León

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ES POSIBLE que mucha gente de mi entorno descubra en este comentario un tono catastrofista, desproporcionado, cercano a la desesperación. Frecuentemente me acusan de ser un idealista, soñador, de ver la botella siempre llena, pues bien, en este caso no es así, y la botella la veo medio vacía, si no vacía del todo. El panorama de nuestro querido León camina, a duras penas, por el charco continuado de las crisis: crisis política y empresarial, crisis en las comunicaciones e infraestructuras, crisis en el sector agrario y de la minería, desolación en el mundo laboral; hay bastante de ilusión perdida y si seguimos en la senda del desaliento general estaremos muy cerca de hacer peligrar las perspectivas de crecimiento y desarrollo previstas en el calendario. Me sumo, así, al permanente estado de pesimismo que aflora en charlas y tertulias, en la calle o en la barra del mostrador. Las noticias que, día tras día, aparecen reflejadas en los medios de comunicación confirman el estancamiento de este Provincia y la sitúan lejos del protagonismo que en otras épocas de la historia desempeñó. Acontecimientos lejanos en el tiempo, pero significativos, nos hacen pensar que este era un lugar estratégico para cualquier empresa de envergadura en el noroeste español. Aquí se aposentaron las legiones romanas VI y VII y, siglos mas tarde, el rey Ordoño II hizo todo lo posible porque esta ciudad fuese la sede de su reino. En el último año hemos perdido una población cercana a los cuatro mil habitantes y a resultas de esta dinámica de despoblación, pronto, los apellidos leoneses irán a parar al Duero o, en otros casos, pasarán a ser habituales en las ciudades dormitorio de Madrid, Barcelona o Bilbao. La tasa de paro subió en el último trimestre del 2004 más de un 17%; son cifras que reflejan y confirman el gran fiasco de nuestra situación económica. A la luz de la anunciada desaparición de fondos estructurales procedentes de la Unión Europea hay que añadir el paulatino desmantelamiento, parcial o total, de varias empresas con presencia en nuestra provincia: Telefónica, Renfe, Antibióticos, Banco de España, Elosua, Enervisa y la incapacidad para disponer de un aeropuerto civil en condiciones mínimas. Sería descabellado imaginarse que nos fuesen a conceder una subsede para el proyecto olímpico Madrid 2012 con un déficit en infraestructuras y comunicaciones tan evidente. Lejos de aplicarnos a la eficacia seguimos teniendo pendientes correcciones previstas para la minería del carbón solicitadas reiteradamente por la autoridad europea. Hay nuevos frentes abiertos en el sector del turismo como es la negativa a que León acuda a la reunión de Ciudades Patrimonio, donde se van a negociar asuntos de gran importancia y la firma de convenios con paradores de turismo. Al garete subvenciones públicas y publicidad gratuita. Así pues, mesa de pobre y sin mantel. Está muy bien que nuestras autoridades hayan defendido en Fitur las excelencias de esta Provincia intentando promocionar el turismo rural, la gastronomía, el rico patrimonio cultural, la nieve etcétera. Pero todo esto hay que hacerlo desde una perspectiva de mayor exigencia y con un mínimo de dignidad. Varias informaciones apuntan a que el espacio en el que se presentaba el stand de León sería incluso pequeño para dar a conocer las lindezas de mi queridísima comarca de La Cabrera. No se si la culpa la tendrán los de antes o los de ahora, lo único cierto es que no estuvimos a la altura de las circunstancias. Hay que limpiarle el polvo a la pereza; hay que cambiar la mentalidad de conformismo y relajación en que nos hemos instalado los ciudadanos de esta tierra. Nos falta ambición para encarar los grandes retos del futuro aunando fuerzas y no perdiendo el tiempo en inútiles escaramuzas que a nada conducen. Entre todos, particulares, políticos, empresarios, medios de comunicación y otros agentes sociales debemos trabajar para que la tendencia de población se invierta, pues los jóvenes, desilusionados, ven como pasa el viento y se lleva la esperanza de poder intervenir en el desarrollo y en el progreso de la tierra que los vio nacer. Por otro lado, padres y madres de familia, angustiados, asumen resignadamente el que sus hijos, preparados ya para la vida laboral, tengan que hacer huso de la mochila e irse con su talento y conocimientos al encuentro de un mundo profesional que le ofrezca mejores oportunidades. Estamos en una fase crucial para la historia de esta región que, a pesar de los pesares, tiene que jugar en el marco autonómico existente aunque, eso si, sin ningún tipo de complejos a la hora de defender sus propios intereses. Son otras las regiones que medran a un ritmo fulgurante mientras aquí consentimos, atolondrados, el que esos mismos entren a escondidas a robar en nuestro huerto (léase destino del Banco de España en León). A nadie extraña ya que Valladolid contabilice trece puntos de ventaja en la media del PIB europeo per capita. También Palencia nos supera ya en 8 puntos. Los políticos, tanto locales como regionales, tienen que hacer un esfuerzo por captar empresas con expectativas de negocio en nuestro territorio estableciendo unas bases sobre las que puedan llevar a cabo sus proyectos empresariales y exigiéndoles como contrapartida garantías de una permanencia estable entre nosotros. Al mismo tiempo se entiende que habrán de prestar apoyo institucional a los productos típicos de la tierra a fin de que puedan competir y abrirse a nuevos mercados en el exterior. ¿Cuántas iniciativas han tomado nuestros representantes en el Parlamento Nacional en el sentido de impulsar o promover el desarrollo económico y social de la Provincia? ¿Estaremos los leoneses dispuestos a rompernos la cresta contra el muro de la resignación para dejarles un futuro más prometedor y de mayor esperanza a futuras generaciones? Los medios de comunicación son parte importante, también, en este debate; es la fuerza de la letra impresa, la voz o la imagen quienes habrán de denunciar con claridad a los perezosos, cualquiera que sea su color para hacer posible que cambien el discurso teórico desde cómodos escaños y se comprometan a buscar resultados prácticos de la acción política tendentes a invertir los términos de sucesivo empobrecimiento en la región. El objetivo final de los leoneses será que cada mañana, cuando amanezca, sintamos una ilusión nueva por la que brindar.

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