Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

Cuestión de fineza

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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MIENTRAS Alejandro Amenábar recibía en el Teatro Kodak de Los Ángeles el Oscar a la mejor película extranjera por Mar adentro, el protagonista del film, Javier Bardem, celebraba en Madrid su 36 cumpleaños. La estatuilla fue el mejor regalo: él protagonizó al personaje que dio vida a la película, el tetraplégico gallego Ramón Sampedro. Pero el gran regalo ha sido para el cine español. Ya tiene su póker de galardones: Garci, Trueba, Almodóvar y Amenábar. El último Oscar también es el primer póker personal del joven director: era su cuarta película. Amenábar, como quien dice, llegó ayer. Tiene 32 años y ya está consagrado. No es cuestión de suerte. Es cuestión de talento. Como acostumbraba a decir Vela Zanetti, en el arte, como en la vida, todo es cuestión de talento. «Yo, aseguraba el pintor, llegué a Estados Unidos sin saber decir ni yes. A los seis meses mi foto apareció en primera página del New York Times». Y talento no parece que abunde en la Fundación Villalar. Acaba de retirar de su página web el apartado referente a la Historia. Era tal la cantidad de errores y tergiversaciones, mezclando la historia de Castilla y la de León, que había provocado una reacción totalmente furibunda en nuestra provincia. La Fundación Villalar, desde que comenzó su andadura, no ha hecho más que ser contraproducente para sus propios intereses. Y nutriéndose de dinosaurios en su Patronato no es previsible que vaya a mejor en los próximos tiempos. Los dinosaurios quedan bien en una película de Steven Spielberg, pero dudo que se adapten a la realidad actual. Ya hay quien apunta que la Fundación Villalar sólo tiene una forma de enderezar el rumbo errático y obcecado que ha tomado. ¿Y cuál es?. Empezar reconociendo la birregionalidad de la Comunidad Autónoma. No es para alarmarse. Ya lo admitió el PSOE en su último Congreso regional. En todo caso, lo que sí está asegurado es el fracaso de empecinarse en lo castellanoleonés, así, todo junto, sin guión ni conjunción copulativa. Una conjunción por la que se batió el cobre el parlamentario Eguiagaray, ya fallecido. Lo castellanoleonés cada vez cosecha menos adhesiones y más rechazo en León. Molesta. Hasta la pasajera del Alsa que se salvó de una bala perdida el pasado domingo en la autovía de Asturias, pedía más rigor a los «cazadores» que practican este deporte «en Castilla». Bueno, ya se sabe: para los asturianos, incluido el economista Velarde Fuertes, desde Pajares para acá, todo es Castilla. Y tierra conquistada. Un inquieto profesor de nuestra Universidad pulsó con ahínco vertebrar identitariamente a Castilla y León a través de la palabra castellanoleonesidad. Desistió ante la indiferencia generalizada de los leoneses. No era para menos: su sola pronunciación agota la capacidad pulmonar, incluso, de los no fumadores. Pero, a lo que íbamos: la Fundación Villalar no ha logrado calar aquí. De hecho, las instituciones han respondido a sus guiños con inequívocos desplantes. Está claro que es necesaria más fineza para manejar temas tan delicados. Hasta ahora, si algo ha faltado a la Fundación Villalar, es precisamente fineza.

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