El PP y el 11-M

DESPUÉS de un largo tiempo de reflexión, sus señorías los miembros de la comisión parlamentaria que investiga y depura las responsabilidades políticas del 11-M ha regresado al punto donde había dejado sus trabajos: al momento de determinar si, finalmente, se puede ofrecer una serie de conclusiones útiles y de lecciones prácticas sobre lo que sucedió y lo que significó aquella tragedia que pronto cumplirá un año, y si realmente pudo haberse evitado la matanza. Y como entonces, cuando Pilar Manjón dejó catatónicos y confusos a los parlamentarios y a la opinión pública toda, la cuestión que se plantea ahora es determinar si cabe apuntarle a alguien algún grado de responsabilidad. O sea, y como se viene debatiendo desde hace un año, si alguien no tomó las medidas preventivas suficientes para impedir la tragedia. ¿Se previó suficientemente la preparación del crimen masivo? Parece que no, y a esa conclusión llegaba el mismísimo José María Aznar en su libro de recuerdos de sus ocho años en la Moncloa. Luego, en las semanas y meses siguientes, sus leales del PP han tratado de reencauzar aquel reconocimiento y de evitar que toda la culpa se apuntara a la imprevisión. Ahora mismo seguimos, todavía, en la misma resistencia, de la que son expresión permanente las posturas que mantienen, sobre todo, Zaplana, Acebes y Pujalte. Por todos los medios tratan de evitar que, en las conclusiones finales de la investigación que ellos mismos impulsaron, se pueda llegar a esa culpabilización global hacia quienes ostentaban todos los resortes del poder y la responsabilidad de garantizar la seguridad e integridad física de todos los españoles, incluidos los 192 asesinados en el crimen de aquellos trenes de muerte. De ahí que prefieran reclamar que la investigación prosiga, de manera y por tiempo indefinidos, acaso hasta que surja el gran dato que todo lo revele y aclare las cosas hasta el final. Ya distrajeron y confundieron abundantemente con las especulaciones acerca de una eventual participación de la banda ETA en los preparativos del crimen masivo. Parece que, finalmente, aquella hipótesis se dejó de lado. Pero Zaplana insiste en que es mucho lo que aún queda por investigar y por saber, y acerca de las circunstancias en que se produjo el mayor atentado terrorista producido en Europa. Y por ello, el PP se resiste a sumarse a las consideraciones generales finales que los restantes grupos han elaborado con enormes dosis de diplomacia y prudencia política. De momento, se arriesga a volver a quedar en la soledad de la que es víctima permanente en la presente legislatura. Ciertamente: todos quisiéramos saber mucho más.